Nuestra naturaleza intuitiva nos ayuda a purificar nuestros pensamientos y emociones. Nos nutre espiritualmente y expande nuestra Conciencia.
Poseemos un sexto sentido: la intuición. Esta facultad imaginativa se desarrolla en el Tercer Ojo y tiene voz propia; la del Alma.
El visionar se abre desde el centro energético del entrecejo. La práctica de la meditación hace posible la visión interior de nuestras múltiples dimensiones y nuestra conexión con el cosmos.
Otra facultad que podemos desarrollar es la de la escucha interior. Se hace preciso ESCUCHAR lo que nos dice el corazón para mantener el equilibrio y armonía entre la Mente y el corazón espiritual . Saber que la raíz de la acción es la Quietud. Que es en el Silencio donde ‘escuchamos’ y nos mantenemos despiertos y atentos.
Nuestra naturaleza instintiva, nos conecta con la vida y con la muerte. Crea y mantiene las correspondencias entre nuestro interior y el universo entero. Nuestro instinto está ligado al Yo profundo y a la espontaneidad creativa. Tiene la Fuerza para que protejamos nuestro espacio y nuestro cuerpo físico.
Los deseos de renovación y de evolución personal mantienen vivas nuestra naturaleza intuitiva e instintiva, que es lo que nos da capacidad de gozar de las cosas tal cual son.