A la mente hay que desarrollarla porque por sí misma no quiere adentrarse en áreas desconocidas. Así que si nuestro mundo mental es limitado y se resiste a ir más allá de lo que conoce, como no hagamos un esfuerzo por ampliarlo y por crear nuevos y mejores hábitos, nos quedaremos estancados en un espacio que se hará cada vez más obsoleto y denso.
Para comenzar a entendernos a nosotros mismos debemos partir de la base de que somos energía y de que estamos formados por varios cuerpos: físico, mental-emocional, astral-etéreo y espiritual. Existen prácticas y métodos para experimentarlos, no es cuestión de creencia ciega o de fe.
Igual de importante y vital para el desarrollo de nuestra Conciencia es comenzar a observarnos a nosotros mismos: cómo actuamos, cómo reaccionamos, cómo nos movemos y cómo son nuestros humores, etc. para que poco a poco podamos distinguir y separar en nosotros al “personaje” del ser esencial. Es decir, identificar los patrones y creencias heredadas para poder deshacernos de todo lo que no nos pertenece y nos limita. Deshacernos de todo hábito dañino e inútil.
Es así como nuestra Conciencia, al clarificar la mente y desarrollar el yo-inferior, comienza a crecer y a domar al cuerpo mental para ponerlo al servicio del ser.
Si hasta ahora lo primordial era TENER y HACER, empujados por la idea imperante de «llegar a ser» en el futuro… y poder ser feliz, realizado, importante, rico, etc. Al variar el orden de prioridades, conseguiremos, en primer lugar, SER quien somos y luego hacer y tener de acuerdo a nuestros propios planes y deseos.
Cuando ponemos la mente a nuestro servicio y logramos una percepción ampliada y sensible de nosotros mismos y de los demás, la intuición, igualmente está despierta y nos dejamos guiar por ella. La mente opina desde los prejuicios pero la intuición, que nace en el chakra del entrecejo y está conectada con el corazón y con la fuente de la Verdad, sabe, tiene conocimiento.
Cuando nos situamos en nuestro Centro, despierta la escucha interior de la intuición, vemos como válidas las ‘coincidencias’ y vemos en ellas las señales que la Naturaleza nos hace llegar. Cada acto cotidiano de nuestra vida es consciente, está cargado de pensamientos positivos y actuamos desde una actitud sincera y honesta. Nunca egoísta. Sabiendo que eso mismo es lo que atraeremos.
Cuando comenzamos a conocernos a nosotros mismos, el mundo exterior deja de ser relevante y de forma natural vamos al encuentro de nuestro maestro interior.
A partir de ese momento es cuando nuestra Conciencia, nuestros pensamientos y nuestras emociones estarán vibrando en la frecuencia del Amor Incondicional, estando la mente y el corazón conectados y formando un Canal.
Ahora es cuando nuestro Yo Superior gobierna en nosotros y tiene el poder de manejar nuestra salud física y emocional y crear felicidad y paz interior de forma permanente.