La no aceptación de uno mismo

¡Con qué angustia más grande se viven los sentimientos de inferioridad! ¡Cuántos dramas desatados cuando los jóvenes salen al mundo sin sentirse seguros de sí mismos y sin tener herramientas válidas para defenderse y saber relacionarse!

Y es que una niñez marcada por frases lapidarias como «no sirves para nada», «eres tonto», «eres malo»,  asfixian la autoestima. Los gestos de indiferencia o menosprecio de los padres  son suficientes para minar en los hijos la capacidad de amarse y amar a los demás.

Es difícil sobreponerse a ello pero no imposible. Y antes de acabar drogándose con fármacos que anulan la capacidad de pensar y sentir, existen terapias alternativas  y/ o complementarias, que ayudan a limpiar las heridas emocionales del pasado y crear una nueva identidad a partir de descubrir la propia naturaleza y capacidades.

Cada vez más nacen niños con la Conciencia despierta. A los siete años tienen una mirada lúcida, saben lo que quieren desde una firmeza que sorprende. Y por otro lado, están esa inmensa mayoría de niños apagados, totalmente tragados por el sistema de obediencia ciega y frustración, a los que se les ha mutilado su capacidad de pensar y su creatividad.

Un sistema donde la competitividad y la ley del más fuerte es lo que gobierna las mentes. Pero estamos ya viviendo los comienzos de una nueva Era y la Conciencia colectiva e individual son las protagonistas para que se produzca este cambio de paradigma. Donde la competitividad se está ya transformando en SOLIDARIDAD. Y el egoísmo en AMOR y COMPASIÓN-

 

 

 

Fe viva

No quiero hablar de religiones ni del dios en el que se cree por tradición. Hablemos de la Fuerza superior creadora, de la Energía e Inteligencia Primordial de la que formamos parte.

Es momento de transformar la creencia y esperanza personal en un «ser superior» y la obediencia ciega a unas doctrinas y dogmas por la intención y deseo de experimentar por uno mismo la existencia de Dios dentro de nosotros.

Nuestro grado de confianza en Dios nos muestra nuestra verdadera fe, y experimentarla, hacerla viva, es lo que nos da seguridad en nosotros mismos, sin ningún tipo de miedos, gracias a la conexión con nuestra parte divina (Dios en nosotros).

Debemos trascender el estado teórico de «creencia» y elevarlo a un estado real de confianza absoluta. Y es entonces cuando podremos relajarnos y confiar en que existe un Plan Divino y nuestra Conciencia es parte de la Conciencia Absoluta, creadora de todas las cosas.

No existen las casualidades. Si comenzamos a ser observadores de nosotros mismos y estamos atentos a las señales, nos daremos cuenta que, lo que llamamos coincidencias, es algo que nos viene dado, seguramente por razones que están por encima de nuestro entendimiento. Pero que, cuanto más le prestemos atención más nos daremos cuenta de su real intención.

Hagamos caso a la intuición, al conocimiento directo que nos brinda para hacernos gradualmente seres libres e independientes.

La Mente es la que puede crear el infierno aquí en la Tierra, Porque los miedos, las imposiciones, la manipulación, las amenazas, son los instrumentos más sutiles y efectivos para ello.

Sin embargo, sentir a Dios -el Amor Incondicional- dentro de uno mismo, es la mayor Fuerza para crear paz en nuestro interior, al hacernos dueños de nuestro destino.

Chakras inferiores y superiores

chakras despertar

Los chakras inferiores alimentan a los superiores con energía vital, mandándole información sobre el mundo exterior, a través de la experiencia. Se trata de energía movilizada por los sentimientos y las emociones.

Los chakras superiores cumplen la tarea de organizar y ordenar las funciones de los chakras inferiores, creando prioridades, clarificando ideas, creando Conciencia…

Si no fluye suficiente energía vital entre todos los centros energéticos, se bloquearán a medias o enteramente las funciones, ocasionando enfermedades.

Somos energía y la energía vital y Prana (energía más sutil) debe fluir correctamente en nuestro cuerpo físico, mental/emocional y espiritual, para que estos centros energéticos cumplan con su trabajo; por una parte conectándonos con nuestro espíritu y ser esencial y por el otro lado haciéndonos responsables de la supervivencia a nivel terrenal.

La energía debe estar equilibrada; tener más de la que podemos soportar nos creará intranquilidad e inquietud. Tener menos de la que necesitamos hará que no tengamos voluntad ni fuerzas para lidiar con el día a día, como tampoco claridad mental.

Demasiada energía en los chakras inferiores nos puede producir fiebre, depresión, inflamaciones, ira, enfados irracionales, fuertes tensiones; éstas son válvulas de emergencia para deshacernos de los excesos de energía.

Demasiada energía concentrada en los chakras superiores crea tensión en el cerebro y puede producir migrañas, pesadez mental, mente dispersa y agotamiento mental.

Las energía en los siete centros energéticos principales, que están en nuestro cuerpo astral, deben estar alineadas y fluir a lo largo de la columna vertebral.

Si quieres tener una buena salud física, mental y emocional, hazte consciente de tu cuerpo físico. Cierra los ojos y respira conscientemente, llevando tus cinco sentidos hacia tu interior. Centra tu atención en tu respiración, suave, lenta y comenzarás a relajar todos tus músculos. Pon la intención de desear revitalizar cada célula de tu cuerpo, cada órgano, -con cada respiración- al inhalar, entra Luz sanadora por tu coronilla y la expande por todo tu cuerpo. Y al soltar el aire, permites que tus células y órganos, la reciban y la absorban, purificando así tu cuerpo hasta sentirte pleno/a.

Eres el dueño de tu vida, de tu salud y felicidad. Muéstrate agradecido.

La auto-complacencia de la Mente.

La toma de Conciencia de nuestra realidad es la que nos hace crecer.

El empeño más engañoso de auto-complacencia que uno puede hacerse a sí mismo es verse desde el prisma del ego.

Siempre, la mente, que se confabula con el ego, encontrará la forma de embaucarnos, de crear espejismos,trampas; mediante la justificación, el disimulo, la mentira, la adulación. Cuantas más resistencias la mente crea para seguir dominando desde el ego, más dificultades y conflictos tendremos para salir de esa visión de nosotros mismos que es distorcionada, falsa y que nos limita.

Lo que para los demás está tan claro de ver en nosotros, para nosotros mismos resulta un laberinto tortuoso y oscuro, a la hora de querer VER la raíz de un problema o conflicto que nos atormenta. Y nos enfada y molesta que, cuando explicamos a algún amigo nuestros conflictos de los que no sabemos salir, el amigo se sonríe con gesto compasivo, y nos da una explicación de nuestro problema que nos parece totalmente absurda,… «mira, yo de tí…» nos dice. Pero ni le escuchamos.

Así que seguimos errequeerre repitiendo las mismas argumentaciones; bloqueados en los cuatro razonamientos que nos justifican y la pregunta que nos martillea de ¿por qué a mí? o ¿y ahora cómo salgo de esta encerrona?… Los amigos no nos dicen lo que queremos escuchar para que nos reafirmen en nuestras creencias. Nos dan consejos imposibles y sermones empalagosos o «ya te lo dije», «ya lo sabía yo»…

No queremos ver. Giramos la vista hacia otro lado porque no queremos enfrentarnos al problema con la idea ilusoria de que por si solo desaparecerá. Pero, muy al contrario, el problema se complica, se agranda y se fosiliza, resumando amargura, frustración, desilución, rabia, odio….

Preguntamos al tarorista. Nos hacemos la carta astral. Contamos una y otra vez lo desgraciados que somos. Todo, menos pararnos e ir a nuestro interior y en el silencio y quietud del encuentro con nosotros mismos, escuchar a nuestro corazón. Ahí sí que el ego se derrumba, se ablanda y claudica.

Ahí es cuando tiene la oportunidad de VERSE a sí mismo y si tiene coraje, se enfrentará a la realidad que siempre duele pero finalmente reconforta. Reconforta ASUMIR que uno se ha equivocado. Reconforta tomar la responsabilidad de uno mismo. Reconforta sentirse digno para comenzar de nuevo. Reconforta saberse persona con derecho a amar y ser amada, no importa cuántas veces se haya equivocado o errado el camino.

La toma de Conciencia de nuestra realidad es la que nos hace crecer.

Si quiero lo consigo.

Habla de que no sabe cuál es su vocación. Se descubre a sí mismo finalmente diciendo que toda su vida ha empezado una veintena de cosas y todas han terminado aburriéndole. Se sabe capaz de poder hacer muchas y diferentes cosas y cuenta con un abanico de habilidades además de carisma para la comunicación.

De lo que en principio creía una virtud se le volvió en contra; sabiéndose con las facultades de lograr lo que se proponga, a medio camino surgen nuevas y mejores ideas y planes, que le hacen abandonar lo empezado. Siéndole fácil la conquista no saca provecho de ello porque sencillamente nunca llega hasta el tesoro, despreciándolo de alguna manera, porque sabe hay otro esperándolo y «si quiero lo consigo».

Pero la dispersión de energías tarde o temprano tiene efectos desastrosos. La mente siempre es rápida en justificar y amañar los frustrados resultados… «si quiero lo consigo lo que pasa en que no quiero, no me interesa…»

Es como el cuento de la libre y la tortuga. La liebre se jacta porque se sabe más rápida que la tortuga pero también quiere demostrarle es condescendiente y amable prestándose a la competición y darle así una oportunidad a su amiga. Está tan confiada en su superioridad que se permite hasta descansar y echar una cabezadita en medio de la carrera.

Pero para ganar, es la perseverancia, la voluntad y la disciplina, valores fundamentales en toda carrera de fondo, como en la vida misma.

– ¿Cómo es posible que me haya ganado si yo soy más rápida? -se preguntó la liebre al final.

Si hay un «cómo» quiere decir que te han confundido. El «cómo» exige más conocimiento. El «cómo» exige método, técnica, preguntarse «qué hay que hacer».

No compares ni juzgues lo que te digo con tus viejas ideas. Es suficiente con la INTERIORIZACIÓN. Escucha estando ABIERTO. La vida se convierte en un asunto pesado y aburrido por culpa de creer que ya sabemos mucho, por culpa de toda la información que almacenamos sin procesar. Mejor experimentemos.

Lo supremo sigue estando por encima de nuestro alcance mientras no despeguemos del razonamiento,

La imposición de manos sanadora

Acerca tu mano a la mía; dejemos que nuestras almas se reconozcan.

Acerca tu mano a tu corazón para que escuche la voz de tus sentimientos y secretos más íntimos.

En las palmas de las manos tenemos un chakra (centro de energía) que, como un escaner, es capaz de percibir los diferentes tipos de energías que recorren nuestro cuerpo y detectar su estado (exceso, deficiencia, bloqueo de energías y también emociones; tristeza, miedos, soledad, alegría… )

El ser humano, instintivamente, lleva la mano al punto del cuerpo donde siente dolor. Pero ha olvidado que tiene la capacidad de sanarse a si mismo.

Qué bueno es recobrar ese don de percepción. Se trata de la impresión material, a través de las manos, de lo que está más allá. Se trata de experimentar, dejándonos fluir, traspasando los cinco sentidos.

Pero para ello, cuando pongas tu mano en tu corazón, debe estar la mente en silencio.

Así que, educa primero a tu mente a que esté en silencio cuando no la necesites y después puedes comenzar a escuchar y percibir más allá del mundo material, desde un nivel superior. Intuirás que existen planos sublimes que conectan con lo divino y, si pides ayuda desde el corazón, para avanzar, la recibirás, no te quepa la menor duda.

El concepto que tenemos de nosotros mismos es ilusorio. Estamos hechos de energía. Somos energía y nuestro espíritu no es dañado ni alterado en absoluto por las vivencias externas de esta vida. Así que… reflexiona sobre ello y no dejes que algo tan pequeño e insignificante como tu ego te domine y haga un DRAMA de algo tan relativo como es tu persona. Más bien; disfruta de la vida desde la plenitud de tu alma y siéntete como un ser de luz eterno.

«Los velos que nos impiden VER son nuestros propios sentidos: Los ojos son los velos de la verdadera visión, nuestros oídos son los velos de la verdadera audición…» (Sheij Al-Alawi)

Siete diferentes energías de las que podemos beneficiarnos.

Somos energía y nos beneficiamos de 7 diferentes tipos de energías, pero para ello tenemos que utilizarlas de manera consciente. Sería bueno aprender cómo actúan los chakras (Centros energéticos) y la influencia que ejercen en el plano físico y también en nuestro cuerpo etérico y astral. Todo ello para empezar a entender que los diferentes niveles de conciencia son, la fuerza de la vida vibrando en diferentes frecuencias… y darnos cuenta de que los desequilibrios emocionales pueden manifestarse en el cuerpo físico como una enfermedad o que, simplemente, la desarmonía ( exceso / déficit) de las diferentes energías nos llevan a un conflicto con nosotros mismos, a sentir ansiedad o desdicha sin causa aparente.
Entendamos pues un poquito más sobre nosotros:

La primera es la energía que nos llega a través de la respiración. La inmensa mayoría de las personas respiran automáticamente, sin prestar atención. Pero ésta es la función más importante del ser humano ya que, además de oxígeno y otros componentes, absorbemos «prana» o energía vital.
Vamos a re-educar nuestra forma de respirar; haciéndola consciente y rítmica. Respirando desde el abdomen. Conscientemente absorber prana, sentir cómo se expande en nuestro interior y devolver al universo (en la exhalación) la que no necesitamos. Es como una meditación activa, en contacto con la energía universal.
Tres respiraciones conscientes al despertar y al ir a dormir van a empezar a armonizar nuestros chakras.

La segunda es la energía que nos llega a través de la alimentación. «Somos lo que comemos» es un dicho conocido en todo el mundo. Cuidar nuestra alimentación es respetar y amar nuestro cuerpo físico de manera consciente.
Consumir alimentos frescos e integrales a ser posible, beber agua, tés o tisanas. Y si somos lo que comemos, nos cuidaremos de no ingerir alcohol, químicos ni drogas de ningún tipo. Bendecir la comida es también una costumbre recomendable pues energetiza el alimento antes de ingerirlo.

La tercera es la energía Telúrica-Cósmica. La tierra, como ser vivo, emite una energía proveniente de sus capas magnéticas subterráneas. De manera natural se absorbería por los pies, pero hoy en día esto se hace casi imposible debido al calzado.
Caminar descalzos por la hierba, la tierra y piedras o la arena de la playa nos permite descargar las energías negativas y absorber las positivas.

La cuarta es la energía Astral-Espiritual. Estas energías residen en la cuarta dimensión y depende de nuestra actividad astral y de nuestra conexión con el mundo imaginal a través de los sueños.
Forma el hábito de «desconectar» antes de dormir; haz respiraciones conscientes, relájate y programa los sueños. El subconsciente actúa recibiendo órdenes.

La quinta es la energía Mental-Psíquica. La mente o la diriges tú o ella de gobierna de manera distatorial. Este tipo de energía es ilimitada y de un poder que la persona común ni siquiera puede imaginar su alcance. Depende de la calidad de pensamientos y del desarrollo de las capacidades innatas de la mente y la intuición.
La práctica de la meditación, concentración y otras disciplinas espirituales ayudan a elevar el nivel de esta energía.

La sexta es la energía Vital. La energía de la vida constituye la fuerza con la que actuamos en este mundo. El centro se encuentra en nuestro ombligo y cuatro dedos por debajo de él. A través del cordón umbilical es de donde recibimos nuestro primer alimento. Toma el hábito de respirar por el abdomen; te relajará, te centrará.
El agua revitaliza e intensifica la energía vital. El agua purifica y fortalece.

La séptima es la energía sexual. Es una de las energías más potentes del ser humano. Reside en la base de la columna vertebral, en el chakra raíz (Muladhara). Se la identifica con una serpiente: la línea de fuerza kundalini. La energía de la creatividad.
El despertar de esta energía hace que se activen todos los demás chakras.

La actitud marca la diferencia

Nada de lo que sucede en el Plano Terrenal es importante; le sucede al personaje que convierte en drama lo que a su Ego se le antoja. Es más, lo que aparentemente nos sucede lo podemos cambiar; porque es relativo, es ilusorio. Y sólo depende de nuestra actitud que vivamos una situación de una manera u otra.

Se vive en una realidad conceptual; desde una mente de conceptos; más pensamientos que experiencias directas, desde creencias y no desde vivencias personales. Así que interpretamos y hacemos nuestro lo que otros viven.

Cuando seamos capaces de cambiar en el sueño lo que el subconsciente refleja, entonces podremos asegurar que somos dueños de nuestra vida. Pero eso, que no es imposible, necesita de mucha práctica y convencimiento.

Utilicemos el Poder de la Intención: Yo Soy Conciencia, Yo Soy Luz desde mi Yo Superior, Yo Soy Yo.

Sal de la Mente conceptual. Sé desde tu Conciencia.

Se impone un cambio

Por una razón u otra, existe un descontento que primero achacamos a los demás para finalmente reconocer que ese enfado es con nosotros mismos.

Sucede cuando eludimos avanzar, bien por miedo o por no querer salir de una falsa comodidad. El sentimiento de vacío o frustración son habituales cuando nos sentimos obligados a ser o actuar de una forma contraria a nuestro verdadero carácter o personalidad. La infelicidad, que termina en depresión o ansiedad, también son síntomas del desencanto y desánimo por la vida misma, si no estamos ocupando el rol y el sitio que nos corresponde.

En el fondo lo sabemos pero nos resistimos a reconocerlo. Y de ahí surge el conflicto.

Quizás ese malestar nos está indicando que deberíamos renunciar a algún hábito que nos está perjudicando o limitando. Podría ser que debiéramos romper algún lazo afectivo que nos intenta manipular. El apego a ciertas creencias o personas que no nos permiten ser quien realmente somos, nos condicionan negativamente.

Este puede ser un período de limpieza, de reorganización y reevaluación. Asumiendo la responsabilidad de nuestra propia posición y haciéndonos conscientes de nuestra actitud y libertad de acción, puede que no ganemos pero nunca perderemos, ya que estamos atentos a adquirir las enseñanzas que la vida nos ponga delante.

No nos opongamos a experienciar y vivenciar la vida que nos corresponde.

Soltemos todo lo que nos hace dependientes y nos limita. Dejemos atrás la parte de nuestra identidad que ya cumplió su propósito.

Los únicos deseos válidos son los que están alineados con nuestro corazón. Lo mejor que podemos hacer para sentirnos satisfechos con nosotros mismos es que nuestro propósito de vida sea el más elevado y acorde con nuestra Conciencia.

Escribió George Sand «Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría».

Cuando la Mente te atormenta.

Me ausenté de mi vida varios años. Tenía una situación tan insostenible y angustiosa que opté por desertar. Me marché desde la ceguera que da la desesperanza. Temerosa de lo que podría encontrar más delante, di marcha atrás.

Arrinconé en mi interior una imagen de mí que me resultaba pesada y falsa. Se hacía insoportable seguir con ella.

Reconozco que fue una huida y que siempre es la cobardía quien te ordena desaparecer, de ti misma, en cualquier dirección, porque desconoces la correcta.

Mi mente, entonces, estaba expuesta en su fragilidad a ser invadida por pensamientos y sentimientos fantasmas, ajenos a mi misma y que me incapacitaban a pensar y a ser. Así que deserté, me rendí.

Y fui testigo pasivo; desde una apatía feroz -loca contradicción- mi alma se asomaba a observar la devastación que estaba creando en mí. El ego agonizaba…

Ahora sé que las crisis existenciales y los conflictos con el YO son necesarios en el proceso de encontrarse con uno mismo y lograr esa transformación dolorosa -de oruga a mariposa. Ese alumbramiento del Alma. Ese despertar de la Conciencia, que es Luz.

Por supuesto que requiere de valentía, de determinación, inclusive de confianza absoluta de que somos algo más que un cuerpo físico y una mente, de que es posible crear una conexión con lo divino dentro de nosotros.

Significa el comienzo del proceso de la autotransformación. Sintámoslo como una verdadera bendición.