Quien piensa es mi cerebro. Es mi Mente la que maquina y constantemente trama, manipula, conspira, enreda… no soy yo…
Yo no pienso, quien piensa es mi cerebro. Yo no soy mi Mente.
Desde la Mente se piensa en términos de GANANCIA/PÉRDIDA. La Mente funciona por intereses; hemos crecido bajo esas enseñanzas, aunque se hayan vuelto pensamientos sutiles, esa creencia está, persiste.
Inclusive el AMOR se vive desde la Mente -con intereses-. «No me aporta nada», se escucha decir. «no me conviene», … todo esto son conclusiones que vienen de la Mente. El Corazón se expresa de otra manera. El Corazón, cuando presiente que alguien le puede hacer daño se siente intranquilo, avisa de esta manera, con inquietud. Pero, ¿acaso nos paramos a escucharle? … Pero, luego nos lamentamos «no supe a tiempo», «no reconocí mi error».
Sólo podemos valorar lo que somos capaces de entender. Mantengamos la Mente clara y lúcida; que ocupe su lugar y haga su función. Practicar la Respiración consciente es de gran ayuda; frena los pensamientos repetitivos, obsesivos, inútiles, y los disuelve.
Todos los Miedos nacen en una Mente débil. Fortalecer la Mente, no dejándola que se disperse, con la reflexión, meditación, centrándola desde el silencio.