
REIKI es un sistema complejo y muy simple a la vez. Una de sus ventajas es que permite la detección de las energías más sutiles a cualquier distancia o dimensión. Detecta, por ejemplo, energías tóxicas que ocasionan bloqueos emocionales, y el facilitador de esta Energía REIKI sanadora, es capaz de disolver estos bloqueos, por la imposición de manos e inclusive actuando a distancia, por el Poder de la pureza de la Intención con la que actúa.
Desde el cuerpo astral se contacta con los centros energéticos y con el Alma. Se verifica su estado y se limpia de impurezas para que vuelva a fluir la energía estancada que causa enfermedades.
A través del REIKI, desarrollando el potencial de nuestro sexto sentido -la INTUICIÓN- podemos llegar a abrazar el Alma.
Esta percepción y escucha, no pasa por la Mente, por supuesto. Primero hemos aprendido a separar la Mente de la Intuición. Ésta la recibimos desde el Tercer Ojo y desde el Corazón espiritual.
La conexión es directa; funciona como un radar que posee la capacidad de captar las vibraciones y frecuencia de lo invisible a los ojos.
Se manejan Realidades paralelas. El Facilitador REIKI se adentra en los campos energéticos de sí mismo o también de otra persona, con su permiso, para sanar principalmente su Alma. Sanando el Alma, que es la aceptación de sí mismo, puede sanar progresivamente el cuerpo físico y el cuerpo mental/emocional.
Adentrarse en este tipo de sanación, como hizo Jesucristo, es sagrada y lo sagrado no puede ser entendido por el pensamiento y la razón. Va mucho más allá y tiene que ver con el Amor Incondicional.