Experiencias de vida

Existen experiencias dolorosas, difíciles, otras agradables, … pero ninguna es absurda o inútil a no ser que no saquemos un aprendizaje de ella.

Existen experiencias de vida que son elegidas y otras que nos vienen dadas …. pero ninguna es buena o mala, todo depende de la enseñanza, si ha sido aceptada y aprendida.

Particularmente, si pienso en mi vida y todas las dificultades que viví durante largo tiempo, con grandes esfuerzos de todo tipo, viviendo en países subdesarrollados, pasando muchas penalidades, y ahora, de vuelta a la «vida normal» que es vivir en esta burbuja de privilegiados como vivimos en Europa, fuera de la realidad de la gran mayoría de la humanidad en las que sus prioridades pasan por conseguir lo esencial del día a día.

Nada que ver con nuestras preocupaciones y deseos, nuestro sufrimiento y quejas, nuestra generosidad y valores, no tienen nada que ver con las gentes sencillas de corazón, que viven con austeridad extrema y su actitud ante la vida es de aceptación y humildad.

El haber viajado, no de turista, sino conviviendo con las gentes de los lugares, sea en el Mato Grosso de Brasil o en el barrio más pobre de Tánger en Marruecos o en Irán, … las personas humildes tienen una riqueza de corazón y una generosidad que nos es totalmente desconocida.

La solidaridad se hace imprescindible cuando a uno no le llega lo suficiente para sobrevivir. La pobreza material lleva necesariamente a construir la riqueza de la generosidad y del compartir.

El egoísmo y la codicia, hace que los corazones se endurezcan. Viajar y conocer otras realidades rompe las corazas del egoísmo.

Si no tomamos conciencia de quién somos y cuál es nuestro propósito de vida, nos convertimos en esclavos de las situaciones y el Sistema imperante.

Las experiencias se entrecruzan, nos amplían el horizonte de nosotros mismos, nos da autonomía y al mismo tiempo el dar y no tener miedo de compartir nos lleva al siguiente estado evolutivo de nuestro Ser.

Mi estancia en el hospital

Me sentía bloqueada a todos los niveles; no conseguía salir de una apatía que me fastidiaba. No tenía suficiente energía y me sentía embotada. Algo no estaba bien, lo intuía.

Y así fue como días más tarde, al levantarme y sentarme a escribir, noté que no tenía fuerza en el brazo ni en la mano… poco después estaba yendo al hospital y me ingresaron en la UCI con el diagnóstico de infarto cerebral.

Estuve allí siete días. Mis hijos inmediatamente hicieron acto de presencia y me arroparon. Mi hemisferio izquierdo había sufrido daño y tenía el lado derecho de mi cuerpo sin coordinación y muy debilitado.

No perdí el ánimo. Mi compañera de habitación se encargó de ponérmelo a prueba, las veinticuatro horas. Ella tenía todas las enfermedades del mundo y le inyectaban morfina por los dolores tremendos que padecía pero eso no le impedía hablar sin parar.

Me contó su vida a través de la cortina que nos separaba y que yo no permití en ningún momento que se descorriesen. Drama y tragedia desde la niñez de esta mujer que yo calculaba tendría unos 60 años como máximo..

Ella no perdía detalle de las conversaciones de las personas que me venían a visitar. A los pocos días ya reconocía las voces, los llamaba por su nombre y se adelantaba a contarles cómo me encontraba yo …

Comencé a enseñarle cómo respirar, relajarse y a estar en silencio. Aceptaba amablemente cuando le decía «ahora vamos a estar en silencio un rato» …

El penúltimo día de estar allí vino el neurólogo a visitarnos. Cuando le tocó su turno, el médico le dijo que tenía quehacer un esfuerzo por levantarse e intentar caminar o acabaría en una Residencia. Ella comenzó a gritar «¡antes muerta!» una y otra vez. El médico se marchó sin conseguir convencerla de que se levantase y con el andador diese unos pasos.

Yo la veía a trasluz de la cortina. Le dije varias veces bien alto «¡cobarde!» … «prefiere rendirse antes que intentar caminar» … y le solté otras parrafadas … «se pasa todo el día quejándose por eso no la viene a visitar nadie … sólo la oigo exigir a las enfermeras que la atienden sin pizca de agradecimiento…. ¡demuestre que tiene fuerza de voluntad!»

De pronto veo que se ha bajado de la cama y está dando unos pasos y le grito «¡Mujer, agárrese al andador! Y comienzo a animarla emocionada.

El día que me dieron el alta, antes de marcharme cruce la cortina que nos separaba y la saludé con cariño porque habíamos tenido tiempo para compartir historias sin disimulos ni falsedades y eso une.

Al final, puedo decir que fue una gran experiencia.

Experimenté el desdoblamiento de Conciencia.

Hace ya muchos años que mi vida dio un tremendo vuelco hasta el punto de que sentí cómo moría en mí el «personaje» -no sólo  la idea que tenía de mí misma- sino también se produjeron cambios a niveles profundos de mi ser. Experimenté un vuelco radical  completo, en un espacio de tiempo angustioso e impreciso, en el que experimenté lo que es el Vacío.  

¿Cómo explicarlo? … las circunstancias de la vida me llevaron al límite, … la sensación fue de que la tierra se abría bajo mis pies y fui a parar a la Nada más absoluta.

No importa por cuánto tiempo, eso es lo de menos. Porque aunque sólo hubiese sido por un instante, también los instantes pueden ser eternos. Así que, viví esa experiencia de morir en vida y dejar de ser. Pero eso no fue lo peor, lo peor vino después, cuando volví a esta realidad ilusoria, sin  identificación y en blanco.

Mis  ojos hicieron un recorrido panorámico de mi existencia,  que hasta entonces me había negado  a ver y reconocer. Las verdades siempre duelen.

Debió suceder que mi alma, por su cuenta, se rebeló, dijo basta a una vida agriamente sin sentido, y me cogió por sorpresa, no dándome tiempo a reaccionar… el caso es que una vez que las funciones de mi cuerpo y mente se pusieron nuevamente en marcha -como una vieja locomotora- pues todo esto me sucedía con cincuenta años más que cumplidos, me paré sobre mis pies decidida a descubrirme y reconstruirme.

Para esta transformación y realización de mi ser debo decir, para ser enteramente sincera, que recibí muchísima ayuda desde planos superiores, y que con toda certeza. gracias a la fuerza y guía que recibí es que pude salir adelante.

Me empezaron a llegar «regalos» que me iban marcando el nuevo camino a seguir. Uno de ellos fue una invitación a un curso de «Respiración Holotrópica»  parecida a la técnica de «Renacimiento«. Estábamos una veinte personas acostadas en el suelo con los ojos tapados. Un médico y cuatro ayudantes iban a supervisar el trabajo de desdoblamiento de conciencia que íbamos a experimentar.

Yo no tenía ni idea de lo que eso significaba o lo que podía llegar a ser. Nos dieron la instrucción de respirar muy fuerte y sin pausa por la boca. Nos ordenaron que no debíamos abrir los ojos ni levantarnos bajo ninguna circunstancia y que si queríamos algo debíamos levantar la mano y alguno de ellos acudiría a ayudarnos.

Pusieron música de percusión a todo volumen y comenzó la cosa. A los pocos minutos levanté la mano. Muy obedientemente no había abierto los ojos ni había salido corriendo como hubiese sido mi primer impulso y le dije que no quería seguir allí, tenía mucho miedo, me estaba mareando, tenía claustrofobia y todos los males se apoderaron de mi..

Me tranquilizaron, me animaron a seguir, uno de ellos se quedó a mi lado guiando mi respiración y prometiéndome que pasado esa primera parte, hasta conseguir la apertura de Conciencia, luego sería una experiencia maravillosa.

Seguí con la respiración al ritmo de la música frenética, tenía ya los brazos rígidos y con muchísimo dolor, como si tuviese los dedos metidos en un enchufe y estuviese pasando por todo mi cuerpo una descarga eléctrica. Mientras tanto me decía a mi misma que ni por un millón de euros volvería a repetir esta experiencia. De pronto, hubo una explosión dentro de mí, y desde mi cuerpo físico ví como mi alma salía del cuerpo hacia otras dimensiones.

Sentí una paz y quietud absoluta. Entre las distintas experiencias que viví allí hubo un mensaje que entró directamente en mi corazón «eres dadora de luz« … Hubo más cosas pero mi relato lo quiero centrar en esa frase que por mucho tiempo no tuvo ningún significado o sentido para mí. Pero ahora, cuando el puzle de mi vida ya está casi terminado, entiendo qué quería decir y sobre todo, ahora sé, que no existen las coincidencias o casualidades y yo fui guiada a cumplir con mi propósito de vida.

Al poco tiempo después yo me inicié en el Reiki y seguí el proceso de aprendizaje hasta hacerme maestra. Durante veinte años he impartido cursos, me he dedicado a la sanación energética y también como Facilitadora en el entrenamiento para la nueva conciencia.

Por encima de la satisfacción propia, los apegos y los propios intereses, existe un Amor que lleva a darse uno mismo. Entendí y resonó en mí corazón la frase de «eres dadora de Luz». Muchísimas veces me obligué a mi misma a reconsiderar el significado sobre la energía del AMOR INCONDICIONAL con el que el Reiki trabaja para sanar.

La acción de dar Amor bajo su forma más pura es lo que enseña el REIKI. Primero con uno mismo. Después conscientemente con uno mismo. Luego, cuando renaces en un acto de abnegación donde surge el Amor, entonces, es cuando se da a los demás de forma incondicional.

Me siento agradecida.

Releyendo mi Diario.

Me ausenté de mi vida varios años. Tenía una situación tan insostenible y angustiosa que opté por desertar. Me marché desde la ceguera que da la desesperanza. Temerosa de lo que podría encontrar más delante, di marcha atrás.

Arrinconé en mi interior una imagen de mí que me resultaba pesada y falsa. Se hacía insoportable seguir con ella.

Reconozco que fue una huida y que siempre es la cobardía quien te ordena desaparecer, de ti misma, en cualquier dirección, porque desconoces la correcta.

Mi mente, entonces, estaba expuesta, en su fragilidad, a ser invadida por pensamientos y sentimientos fantasmas, ajenos a mi misma y que me incapacitaban a pensar y a ser. Así que deserté, me rendí.

Y fui testigo pasivo; desde una apatía feroz -loca contradicción- cuando mi alma se asomaba a observar la devastación que estaba creando en mí. El ego agonizaba…

Ahora sé que las crisis existenciales y los conflictos con el yo son necesarios en el proceso de encontrarse con uno mismo y lograr esa transformación dolorosa -de oruga a mariposa. Ese alumbramiento del Alma. Ese despertar de la Conciencia, que es Luz.

Por supuesto que requiere de valentía, de determinación, inclusive de confianza absoluta de que somos algo más que un cuerpo físico y una mente, de que es posible crear una conexión con lo divino dentro de nosotros.

Significa el comienzo del proceso de la autotransformación. Sintámoslo como una verdadera bendición.

Cometer locuras

Hacer cosas pensadas desde el corazón puede que sean tildadas de locuras pero eso poco importa a la persona que no toma demasiado en cuenta la opinión de los demás.

Eso me pasaba a mí en mi juventud, cuando la curiosidad y la aventura tenían más fuerza que el razonamiento y la cordura.

Sí, también me llamaban egoísta, es verdad, e inconsciente. Pero yo era incapaz de atender a la moderación.

La primera vez que me lancé al vacío fue cuando me separé de mi marido para ir a vivir a Ibiza con dos niños pequeños y con el dinero justo para sobrevivir diez días, que es el tiempo que me había dado a mi misma para encontrar trabajo. Me prestaron para ese tiempo una habitación en lo alto de una colina, donde vivían las prostitutas.

Las últimas tres noches me las pasé rezando, por primera vez en mi vida, recé durante horas, teniendo de fondo el llanto de los niños de las vecinas que se habían ido a trabajar y dejaban a los hijos solos.

Las fantasías de mi cabeza se borraron de la misma manera que el viento huracanado barre a su paso con todo lo que encuentra.

La historia es larga y muy movida pues encontré trabajo al noveno día pero lo rechacé al darme cuenta que iba a caer en lo mismo de lo que venía huyendo: ser una esclava del sistema. Así que cometí otra locura; me fui a trabajar al campo por casa, comida y poco más.

La historia duró un año, no necesité más por entonces. Lo disfruté. Experimenté el reencuentro conmigo misma. Tenía tiempo para mi y mis hijos. Mi vida que siempre viví desde la impaciencia se volvió calma.

Comencé a creer en los milagros que una misma puede provocar que ocurran… y ocurrían.

Seres azules

Hace ya bastantes años, me encontraba hablando con mi maestro Swami Purohit sobre algo intrascendente pero de pronto, no sé porqué, le dije mirándole a los ojos «Yo soy azul».

Él me mantuvo la mirada de forma muy penetrante. El silencio se hizo infinito y nuestros ojos hablaban entre sí. Finalmente me respondió «yo también».

Yo no sabía si echarme a reír o qué, pues lo que menos me esperaba era esa respuesta. Quise sorprenderle y él me devolvió una jugada magistral. Así que le respondí con una sonrisa de placer total. Y seguimos, como si nada, charlando sobre cualquier cosa. No sentía la necesidad o no tenía la curiosidad de saber más.

Yo no me había inventado mi afirmación y Swamiji lo supo. Yo había tenido una experiencia extrasensorial hacía algún tiempo atrás en la que salía de mi cuerpo y me elevaba a otra dimensión donde me veía azul. Fue muy impactante a la vez que me produjo mucha alegría. Sé que ese es mi color.

Con catorce años

Hasta los catorce años crecí en la isla de Cuba. Con el salitre pegado a la piel, la brisa con sabor a sal, el dulce rumor del mar mezclado con los pensamientos, el azul del cielo como fondo de cualquier escenario, la poesía de José Martí en mis labios y en mi corazón.

Así crecí yo hasta los catorce, con un sol generoso todo el año. La vida plácida, jugando en la calle, paseando por el malecón, amando la vida por su sencillez.

Sin deseos más allá de comer un helado, escuchar música o ir a la playa. Sin planes de futuro porque el presente era suficiente. Siendo niña a los catorce; sin conflictos ni tristezas, tampoco nada excepcional… simplemente viviendo sin cuestionar la vida que transcurre sin sobresaltos.

Pueblo de diferentes razas y culturas. Mezclados pero cada cual con su espacio propio. En el edificio de al lado, de gente afrocubana, se escucha la música negra y los olores de tabaco y otras hierbas. Todo en armonía.

Pero la vida es como es y sin venir a cuento saca a la niña de su escenario predilecto … y aparecen nuevas palabras y hechos: dictadura, torturas, muertos, miedo, enfrentamientos sangrientos, bandos y peleas entre los que antes eran vecinos, inclusive en la misma escuela …

Ya no hay más risas sino un silencio helado. Miradas de desconfianza. No más juegos en las calles, ni carrozas de carnaval. En mi instituto me pasan a escondidas propaganda anticastrista para que la reparta. Me quema en los bolsillos. Esto no es parte de un juego, como mínimo vas a la cárcel o al paredón si te pillan, eso dicen.

Avisan de que van a cachear a cada alumno. Yo consigo salir de la fila y me escondo en los baños donde rompo en cien pedazos las papeletas. Me siento muy mal conmigo misma. Me tiembla el cuerpo. Me llamo cobarde sin saber en absoluto qué explicación tiene todo lo que ocurre. Qué sentido tiene ésto, en lo que me hacen participar, sin que nadie me haya preguntado.

Y de pronto, qué paciencia con la vida… en silencio recoger lo imprescindible y marchar como furtivos. Mi querida Cuba queda atrás, sin que nadie me haya preguntado …

Cientos de miles de personas hoy en día huyen de sus países debido a la hambruna o a las guerras. Miles de niños. Se les llama refugiados, pero ya han perdido la esperanza de ser reconocidos y ayudados. Hoy me acuerdo de todos ellos. Los abrazo desde mi pensamiento.

Termina un ciclo

Voy a entrar en el año 2020 con 72 años cumplidos. Quizás a muchos les ocurra lo que a mi, como tener el sentimiento de haber vivido diferentes vidas en una. Mirar hacia atrás y ver que en algunos momentos de elecciones cruciales, si la toma de decisión hubiese sido otra distinta, nuestra vida hubiese tomado un rumbo totalmente diferente.

Al cerrar completamente un ciclo de vida y comenzar otro, he cambiado inclusive de nombre. He cambiado radicalmente mi imagen por el simple hecho de provocarme a mi misma en la nueva etapa. También hice cambios radicales de creencias, ciudades, países, … todo ello por el afán de aventura e indagar hasta dónde llegaba mi realidad y cuán ilusoria era la vida …

Sin embargo, siempre he tenido muy presente mi esencia y mi naturaleza. He sido siempre íntegra en mis principios aunque los demás no lo entendiesen así. Pero reconozco que mi intrepidez de juventud iba teñida de egoísmo que a veces fue arrasador. Pido disculpas por ello.

Mi curiosidad ha ido siempre ligada a mi sentimiento de libertad. También debo decir, en honor a la verdad, que he pagado caro mi soberbia de haberme creído invulnerable.

¿Y ahora qué? Por fin vivo la calma tan anhelada.

Desde mi Presente, pido para todos paz para este año 2020 que comienza. Que la sabiduría interior germine en todos los corazones. Que nuestra Conciencia se expanda y nos enseñe la acción correcta. Que las bendiciones del buen estar y el buen hacer nos envuelvan durante todo el año y nos proporcione armonía.

Que así sea. Y así es.

Cuanto mayor me hago

Cuanto mayor me hago mi vista me permite percibir las sombras de lo que entrampa a las personas ingenuas e inconscientes. Me veo en ellas reflejada.

Se siente escozor al despertar cuando se ensueña de forma ilusoria. Yo misma lo he experimentado.

La decisión de avanzar debe ser firme porque duele en el cuerpo y en el alma deshacerse de la soberbia humana. Pero no hay vuelta atrás.

Cuanto mayor me hago, descubro en mí el Otoño de la Naturaleza. Los tonos ocres que antes traté con indiferencia, ahora los observo descubriendo su esplendor… inclusive puedo escuchar el mensaje de las hojas de los árboles mientras se dejan caer para fundirse en la Madre Tierra, nuevamente.

Escucho y siento el paso del tiempo como una música prolongada, hipnótica, armónica y desmedida a la vez, que me lleva y me entregará irremediablemente a donde acaba lo finito y se diluyen las formas.

Mientras tanto nada se detiene y esa misma comprensión me da la libertad de no sentirme indispensable.

Sin pensamientos

Nos separa el abismo de una cordura puntiaguda

Yo, al otro lado, con mis alas pretendiendo volar

Nos amamos, pero sin entendimiento

Unos corazones bombean con ritmo

Y otros parecen bailar sin domesticar.

Queremos entendernos pero alguien tiene que ceder

Nos esforzamos por amarnos porque es lo razonable

Pero las emociones dan saltos irresponsables

¡Vuelve la magia cuando hay espontaneidad!

¿Pero existe en la espontaneidad sentimientos?

Se trata de la expresión natural sin pensamientos

… cosas del alma …

Expresión sin pensamiento