El ser humano no puede superarse a sí mismo si no se valora en su totalidad y si no conoce su razón de ser. Este deseo de superación es impulsado de forma vital y ‘sobrenatural’ por las energías de paz, alegría, amor y felicidad.que surgen del interior, como recuerdo y anhelo de recuperar la nobleza de nuestro ser esencial.
Debemos diferenciar las emociones y pensamientos que son únicamente reacciones superficiales a hechos externos -emociones pasajeras- de los sentimientos profundos de paz, alegría y felicidad que brotan del interior, por sí mismos, y se arraigan haciéndonos sentir seres independientes y libres.
Existen emociones que son manifestaciones de un estado nutrido por la Conciencia y que se materializan -sin razón aparente y sin necesidad de ninguna causa externa- debido a nuestra dedicación e intención de conectar con nuestro espíritu.
Estos estados internos de paz, alegría, amor y felicidad no surgen del campo de las posibilidades, sino que es parte substancial de nuestro ser esencial que hemos desvelado o estamos en proceso de ello.
Nos conformamos con las ‘emociones efímeras externas’ que fluctúan y que provocan sufrimiento cuando se evaporan, cuando podríamos crear una paz estable en nuestro corazón. Descubriendo que la alegría duradera se transforma en Dicha y la felicidad sin dependencias en Gozo.
No nos olvidemos de que el espíritu humano tiene la capacidad de trascender las limitaciones del ‘Yo’ en virtud de su consciencia unitiva y de su cualidad de ser libre.
Para conseguir esto necesitamos del discernimiento, de la meditación y de mantener la atención en nuestro corazón espiritual. Desapegándonos de las cosas de este mundo conquistamos la unidad absoluta con el Todo.