
La sustancia de Luz Universal que habita en nosotros pugna por expandirse, por irradiar más allá hasta el infinito. Creedlo.
Y esa Luz es amor puro. Esta Luz te da claridad para pensar, hasta que te das cuenta de que no hace falta pensar demasiado; que ya está en ti el Saber… y esa certeza en tu corazón te llena de tranquilidad.
Esta certeza te ayuda a centrarte y ser tu mismo. Y el yo personal que hasta ahora te dominaba comienza a transformarse, a diluirse, deshaciéndote de todo lo circunstancial y relativo.
Una actitud positiva de amor comienza a emanar de la Fuente que está en el corazón espiritual. Y es así como elevamos nuestra vibración y frecuencia.
Toda sanación, física, mental y emocional requiere de una limpieza de pensamientos, hábitos, actitudes, ampliación de miras, flexibilidad mental, … una descarga de lo dañino e inútil.
Actuemos en prevención, seamos genuinos, liberémonos de las dependencias y apegos.