No vamos a añadirle más información a la Mente. En una dimensión más profunda se trata de una transformación en la que la Mente-ego estorba. No se trata pues de tener nuevas ideas ni de crear nuevas técnicas y formas, justamente lo que pretendemos es apartarnos de todo lo concebido para ir a descubrir qué hay más allá de la Mente; descubrir nuestra propia verdad y permitirnos sentir -desde nuestro corazón- que nuestra verdad está formada por una parte ilusoria y que se volatizará y la otra parte que está ya conectada con la Fuente de la Verdad que es Una.
Toda experiencia que vivamos debe tener tres ingredientes: percepción, pensamiento y emoción. (Conciencia, Mente y Corazón)
¿Desde dónde experimentamos? … si somos muy mentales, la experiencia estará cargada de juicio, crítica, valoración… pues será la mente la que domine la experiencia y encontrará quizá más fallos -por las expectativas puestas, no llegando a disfrutar enteramente. Los pensamientos ininterrumpidos no dejan espacio para fluir en el Presente. Para entregarse.
Si somos mucho más emocionales, nos cegarán los sentimientos, siendo vulnerables a dejarnos llevar por el sentimentalismo; la fantasía, el romanticismo el idealismo, … si no existe también la parte mental, que es la que vigila por nuestros intereses y elige y selecciona en base a un criterio y es necesaria para dirigir cualquier situación, actuaremos como una hoja a merced del viento, y eso nos va a producir sufrimiento y confusión.
Así que, mente y corazón en conexión, es la mejor forma de encontrar un Camino moderado y correcto, que es el que -en este proceso del despertar la Conciencia- nos ayudará a tener una vida más plena y consciente.
Desde la percepción – el SENTIR- iremos desarrollando también la intuición y nos iremos dando cuenta de que lo que fluye hacia afuera determina lo que fluye hacia adentro. Vivir de dentro hacia afuera nos protege y hay menos desgaste de energía. Todo esto está dentro del proceso del Despertar. Seamos Observadores de nuestro sentir y actuar.