Puedo vivir sin dolor… escucho mi cuerpo, le presto atención y le atiendo. Me hago responsable de él… No pongo más resistencias, relajo mi cuerpo. Puedo vivir sin dolor.
Puedo sobrellevar la enfermedad … he aprendido que toda enfermedad es un llamado de atención de mi ser para que rectifique mi actitud y mi forma de manejar la vida y mi cuerpo. Sé que toda enfermedad física tiene una lectura profunda sobre mi actuar; las cosas que me dañaron, humillaciones y vergüenzas sufridas, los miedos guardados bajo siete llaves. Acepto y perdono como la mejor medicina… Puedo sobrellevar la enfermedad.
Puedo vivir sin odiar… ahora sé del daño que me he hecho a mí misma por no saber expresarme, defenderme, luchar por mis derechos. Guardar la rabia. Esconder la frustración y la impotencia. Los miedos y la cobardía crean el odio, aparentemente hacia el otro pero también hacia uno mismo por no perdonarnos, tener miedo y sentirnos cobardes y torpes…. Puedo vivir sin odiar.
Puedo vivir sin discutir… Ya hay paz en mi interior. Me acepto y no necesito del reconocimiento de nadie. Miro al otro y le escucho desde la tolerancia y la comprensión; le acepto y me acepto. Puedo vivir sin discutir.
Puedo vivir en estado de paz interior. … Cuando conecto con mi alma y trasciendo este plano material y lineal, se hace más fácil la comprensión y aceptación de la vida. Salirse de la queja y la actitud de víctima para entrar en un escenario mucho más luminoso donde el Amor y la liviandad que produce el agradecimiento me ayudan a fluir en un estado -casi permanente- de Gracia. Puedo vivir en estado de paz interior.