Yo había viajado a Turquía invitada por una amiga a una boda en Estambul y de paso conocer a los sufís derviches de la Tariqa Yerraji.
Por aquel entonces yo vivía en Irán con mi familia. A los turcos no les caen muy bien los iraníes ni la revolución islámica; no hay nada más opuesto a un musulmán sufí turco que un musulmán shia iraní. Y allí llegué yo a la gran Derga Yerraji donde había una larga fila de gente, en la cual me habían metido, para pasar por delante de Safar Efendi (el máximo dirigente espiritual de la Orden) para besarle la mano.
Mientras avanzábamos lentamente yo miraba a ese señor con su gorrito blanco y me preguntaba nerviosa si debía o no cogerle la mano y besársela.
Yo iba claramente vestida como una musulmana iraní; de negro de los pies a la cabeza. No conseguía ponerme de acuerdo conmigo misma qué es lo que tenía que hacer y cada vez me sentía más violentada.
Cuando llegó mi turno y me puse delante de él pretendí cogerle la mano para besársela pero él la escondió y no me lo permitió. Fue todo muy rápido, no creo que los demás se diesen cuenta de lo que ocurrió pero nuestras miradas se cruzaron por una fracción de segundo. Más tarde, las mujeres subimos a la parte alta donde participábamos con los rezos y cánticos; desde allí podíamos ver a los hombres que estaban en un gran salón debajo de nosotras; era como una balconada semicircular muy grande.
En un momento de descanso, no se me ocurrió otra cosa que ponerme a observar desde arriba a los hombres que estaban de espalda charlando entre sí. Agachada y medio en la oscuridad, mentalmente comencé a mandarle a Safar Efendi un mensaje “si de verdad tienes poder gírate y mírame”. Después de pronunciarlo mentalmente varias veces, Safar Efendi se giró bruscamente y clavó su mirada en mí sin ningún titubeo. Yo me caí de espaldas con un gran susto. Al día siguiente pedí entrar en la Orden. Había tenido un sueño que así lo hacía.
Safar Efendi me aceptó y la ceremonia se realizó de forma pública, los dos sentados en el centro de un círculo enorme de derviches. Sentados uno enfrente del otro cogidos los dos a un tasbih (rosario) él iba recitando unas frases que yo debía repetir, dando testimonio de lealtad a la Tariqa.
La Tariqa Yerrahi, es una orden sufí dentro del islam. Su creador fue Pir Nureddin (1678-1720). Desde el siglo XVII se convirtió en un importante centro espiritual durante la vigencia del imperio otomano. Llegar a ser “derviche”, es desear entrar en un estado de fe plena en la voluntad de Dios, de aceptación y Amor hacia todo lo creado.
Me alegro mucho Cris. Conocí la tariqa en el año 2004, en Buenos Aires, y descubrí al Islam unos años antes, gracias a los escritos de René Guénon. Aunque hoy por hoy no practico ninguna religión y/o camino espiritual, reconozco que el Islam es el sello de las tradiciones, como el Profeta es el sello de todos los anteriores a él. Rezá para que pueda encontrar la tradición adecuada para mí. Por lo pronto lo único que hago es Reiki, y esto me atrajo a tu página. Que Allah continúe bendiciendote. Saludos.
Saludos Raúl, después del Islam me adentré en el Reiki y soy maestra desde hace muchos años. Reiki me dio una visión y comprensión grandiosa sobre la Energía Suprema del Amor Puro Incondicional que identificamos como «Dios» y que está en nosotros. Justamente porque Reiki no tiene forma, cabe todo en él. Convertirse en Canal de esa Energía de Amor Puro lo simplifica todo … y se puede encontrar Paz interior.Yo sigo dándome y dando Reiki «en el nombre de Dios» y de todos los maestros espirituales ascendidos para mi bien al servicio de los demás. No siento que me he apartado de nada sino que me sumado al Todo. Bendiciones,