Nada siento como mio. El candor del Alma siente y agradece la belleza en toda manifestación del Creador.
Sólo tengo que estar atenta, llevar mis cinco sentidos al interior y escuchar. Entonces la visión y la percepción se magnifican. Sentir se transforma en un inmenso placer cuando las energías se activan y forman ondas expansivas … soy parte del Todo.
Nada es mio. Observo y soy testigo del personaje en mi que actúa desde la ilusión de creerse el «hacedor» …
Nada es mio y ese «yo» que clama -reclamando- se le reconozca, se le recompense, se le gratifique, se le tenga en cuenta y se le quiera … cada vez es más débil. Prácticamente es ya insignificante. Se trata del «yo víctima», del «yo sufriente».
Ahora que ese yo ególatra perdió su espacio y privilegio, ha emergido y tomado su lugar el Ser esencial; quien yo soy. Y ese «Yo Soy» es el Alma.
Actúo desde la Conciencia y me presto a que sea la Intuición quien me guíe. Mi corazón espiritual me indica lo que me conviene y por Conciencia debo hacer o no.
Nada es mio y por eso me mantengo en un estado de agradecimiento por todo lo que se me brinda y regala. Por todo presente. Vivir en estado de agradecimiento te hace humilde y te mantiene en los valores de la inocencia; sin malicia, viviendo desde el candor del Alma …
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Así debe ser, ahí es donde radica verdaderamente la sabiduría, libertad y felicidad!
Bendiciones Cris