Todo es posible en la medida en que nos lo creamos sin resquicio de dudas.
Vivimos en un estado permanente de mudanza, de transmutación y es así como se construye y se desarrolla la vida; en la acción del cambio.
Vivimos en movimiento continuo porque somos energía y desde la vibración creamos. Creamos sonido, música, color, forma … Desde lo más visible en nosotros; el exterior de nuestro cuerpo físico; observamos, nos relacionamos, amamos y odiamos, y todo ello en una continua pulsación de de vida.
Nuestra respiración cambia según nuestros estados emocionales, pensamientos, sentimientos. Inclusive lo impalpable, como es nuestro cuerpo energético o nuestro espíritu, -desde la sensibilidad de su percepción-, nos podemos beneficiar de las energías sutiles, que se mueven y hacen cambiar nuestra visión, haciéndola más clara y extensible …
Sólo quien se niega al cambio sufre. Sólo quien se niega a movilizarse junto con su alma, la vida le resulta un sobre-esfuerzo. Sólo quien se resiste a mudarse a un nuevo ciclo y fluir con la Naturaleza, enferma y se consume en su bloqueo energético de vida.