A veces, los pensamientos, como si de una gran nube se tratase, se instalan y se apropian, de forma invasiva y desordenada, de la mente.
Cuando se posesionan de una mente débil, son capaces de invadir otros terrenos, como el corazón. En estos casos, son como huéspedes molestos que no conseguimos echar fuera y consiguen adueñarse de nuestra voluntad..
Cuando los pensamientos son densos pueden ser muy tóxicos y resistentes. El odio, rencor, miedo, venganza... son sentimientos y emociones que alimentan los pensamientos haciendo que éstos bloqueen la capacidad de la mente de transformarlos en pensamientos de amor y compasión o simplemente hacerlos desaparecer.
También puede suceder que la falta de escucha y de expresar palabras amorosas cree frialdad y rigidez en el ser. Las palabras amables son necesarias para airear las emociones y alimentar el corazón; son energizantes, reparadoras y sanadoras de todos los sistemas que mantienen vivo al ser humano y las precisa para su felicidad interior.
Aprender a comunicar y a expresar de forma compasiva, hacia nosotros mismos y los demás, se hace urgente y necesario para agilizar y clarificar la mente de pensamientos conflictivos y contradictorios que crean sufrimiento y por lo tanto; frustración, decepción y violencia.
Llenar el cerebro de pensamientos no es pensar. Para poder pensar hace falta capacidad de concentración y claridad mental. También es beneficioso practicar la reflexión, la quietud, la introspección y la estabilidad mental y emocional.