El sentimiento de miedo está presente en todo ser vivo. Es natural y necesario para alertarnos en caso de peligro.De no existir este sentimiento no seriamos precavidos, prudentes, cautelosos …
Pero cuando este sentimiento de miedo nos domina y se convierte en una emoción magnificada en nuestra vida cotidiana, se disparan los pensamientos de desconfianza que paralizan el deseo de experimentar en uno mismo y más allá de uno mismo. Entonces, a través de los miedos se comienza a interpretar la vida, logrando aplastar la mente racional, cerrando campos de posibilidades, materializando el estancamiento.
Cuando los miedos someten también al cuerpo emocional, la mente detiene toda creatividad y comienza a ralentizarse la energía que da fuerza y vida a las ilusiones, a los deseos y a las ganas de vivir. Las emociones se vuelven densas, inquietas, temerosas y agitadas, dando paso al sufrimiento y a una angustia irreal.
¿Cómo transmutar y renovar esas fuerzas y hacerlas transparentes? ¿Cómo deshacerse de pensamientos negativos y emociones aprensivas?
Debemos purificar las energías que nutren el pensamiento. Debemos hacernos conscientes de que tenemos un cuerpo y una mente a nuestro servicio: no somos la Mente. Para nuestro bien, debemos disciplinarla dentro del pensamiento positivo. Aprender a centrar los pensamientos dispersos, deshacernos de todo pensamiento inútil y aprender a crear «estados» de conciencia armónicos.
«Soy el dueño de mi vida y tomo las riendas de mi destino» … le dice el Ser esencial al cuerpo físico y a la Mente. Ese «Yo Soy» profundo que es eterno y llamamos Alma. Ese «Yo Superior» que ha trascendido el cuerpo mental y se sabe multidimensional.
Los ejercicios de respiración consciente son una gran herramienta para comenzar a ordenar la mente y equilibrar toda emoción. La oración, el mantra, el yoga, todas éstas son prácticas que ayudan a regularizar los pensamientos creando sentimientos positivos. Energías que nutren nuestros pensamientos para establecer en nuestro interior un estado de paz y amor.
Crear conexión entre mente-corazón, sentándonos en silencio y quietud para ahondar en el conocimiento de nuestro Ser. Escucharle. Todo ello nos beneficia para sentirnos conscientemente vivos, confiados y agradecidos.
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