Cuando el sacrificio por los demás nos enferma

reiki pacienteVino a verme una mujer de mediana edad por  su gordura ya que «nunca me siento llena y estoy comiendo a todas horas y encima la comida me sienta mal. No tengo arreglo».

Dice que cuida por amor a su marido impedido, que a sus hijos les da todo, complaciéndolos con gran esfuerzo, dice que todo eso lo hace gustosamente. Aparentemente, su imagen y su sonrisa confirman lo que me está contando sobre su vida llena de penalidades y sacrificios. Su historia, en la que ella es una víctima amorosa y entregada, es poco creíble. No es que ella me esté mintiendo al explicarme su situación sino que ella misma vive engañada y alejada de su realidad que no quiere o no sabe ver.

Al practicarle  Reiki,  examino la energía de sus centros energéticos. A través de las manos siento si están bloqueados o hay exceso/deficiencia de energía vital. También se pueden sentir las energías tóxicas y densas que obstruyen el paso y fluidez de las energías.  Conectar con el campo astral es también importante para hacer la limpieza energética conveniente y recibir información de la raíz del problema.

Lo primero que siento es toda la rabia que tiene guardada, todo su inmenso resentimiento que la está enfermando. Termino haciéndole una armonización y alineamiento de los chakras y limpieza del aura.

Desde esa relajación es cuando ella se atreve a hablar y   contarme la verdad: «No puedo más, si al menos me dijeran las cosas de otra manera… todo son exigencias. Me siento agotada física y mentalmente. No me valoran».

Al reconocer su inmensa rabia es cuando podemos ponernos a trabajar; yo como facilitadora y ella para tomar las riendas de su vida y salir de una actitud mecánica de queja y amargura. Teniendo ahora la fuerza y la valentía para expresar sin miedo lo que siente,  comenzando por valorarse a sí misma.

Si  actuamos  desde la resignación por un sentimiento negativo de «deber y obligación», nos estamos envenenando por dentro . Si nuestra actitud sacrificada es auto-impuesta,  tenemos unas expectativas de reconocimiento y agradecimiento por parte de los demás, que nunca llegan en la medida que consideramos justas.

Ese veneno que se va acumulando secretamente es lo que nos termina enfermando y desgasta toda la energía vital que utilizamos para guardar las apariencias.

Cuando conscientemente nos sacrificamos por alguien y lo hacemos desde el Amor, cuando no podemos cambiar una situación que exige de nuestra entrega, si  aceptamos desde el corazón, todo se pone en su sitio. Si nos damos a los demás desde el Amor, ese mismo Amor dado es la recompensa.