Cuando se vive a nivel lineal y superficial -uno ‘mira’ la vida de forma inconsciente, como algo separado de sí mismo. Al no valorarla en profundidad, simplemente uno está mirando la vida como pasa por el lado. Normalmente uno está esperando que le ocurran cosas: que le lleguen las oportunidades, uno espera que le llegue el amor, que llegue la buena suerte, que le toque la lotería …. Así es como se vive cuando uno no ha desarrollado la mente y no se ha conectado con su ser original -su espíritu. Desde una mente centrada en el yo-ego el espacio de actuación es muy limitado y gris.
El VER ocurre a otro nivel en nosotros. Es el despertar de la Conciencia. Es cuando uno comienza a percibir que todo tiene ‘espíritu’. Y puede presentir el Espíritu en sí mismo, en los demás y en la Naturaleza. Ya nada es casual y todo tiene un sentido de ser. El Ver ocurre cuando comenzamos a desarrollar nuestra capacidad de percepción y nuestra sensibilidad -nuestros cinco sentidos- los llevamos hacia nuestro interior y comenzamos a prestar atención y a escuchar a nuestro corazón y a nuestros otros cuerpos más sutiles.
Es entonces cuando nuestra Conciencia comienza a expandirse, reforzando y haciendo extensible el aura hacia otros niveles de la Realidad.
Tomamos Conciencia desde el SENTIR de que somos energía y de que esta energía vital podemos refinarla y convertirla en energía espiritual, que alimentará nuestra Conciencia. Sabiendo ya que nuestra Conciencia no es nada más que una ínfima parte de la Conciencia Universal. Y en esa unicidad, somos uno.