Una anécdota con Reiki

reiki, corazon de luzSintonizando conscientemente con la Fuerza Primordial del Universo, tan solo estamos siendo  un Canal a Su servicio. Sus efectos están fuera de toda lógica y razonamiento. Inclusive científicamente no tiene explicación. Te lo crees o no te lo crees, es igual.

Pero cuando lo experimentas una y otra vez, de tan diferentes maneras, dejas de pensar o planear y tan solo te pones a su  servicio. Y llevado por la intuición te dejas fluir. La única conclusión certera es que somos energía. Somos Luz. Atraemos las mismas ondas que irradiamos.

Seguro que ya sabéis que REIKI es la conexión de la Energía Cósmica con la energía vital y que  la transmisión de esa Luz sanadora se hace a través de las manos. La energía del Amor Puro tiene un lenguaje único reconocible por todas las especies vivas.

Os voy a contar una experiencia que tuve dando REIKI… a un pez.

Fui con mi hermana a visitar a una amiga, en Barcelona. Su casa era impresionante de grande y tenía en el salón una enorme pecera de pared, quizás ocupaba dos metros de largo. Tenía toda una serie de peces exóticos que le mandaban desde Brasil y otros países y su marido se encargaba  de la venta de las crías, como pasatiempo, desde hacia años.

Yo estaba de pie junto a la pecera y ella me comentó que un pez de una especie poco común y difícil de criar en pecera e inclusive muy extraño de que se reprodujese en cautividad estaba ya agonizando. Estaban preocupados y daban ya por seguro se moriría ese mismo día. Efectivamente me fijé que un pez estaba medio flotando en el agua.

Sin pensarlo, de forma instintiva, apoyé mi mano en la pecera, mientras la amiga me daba información sobre estos peces. Curiosamente, al cabo de un rato, este pez que estaba medio flotando en la superficie a medio metro de distancia de mi mano, se acercó a mi.

Entonces sí, conscientemente, comencé a mandarle REIKI un buen rato mientras él seguía pegado a mi desde el otro lado del cristal. Y así fue ese incidente. Yo después de esto me olvidé por completo del asunto.

Al cabo de un tiempo me mandó un mensaje diciéndome que ese pez se recuperó totalmente y no tan solo eso sino que era una hembra y procreó luego varias veces. Me dijo que le habían puesto el nombre de Cristina… y que todavía no habían salido del asombro, teniendo en cuenta su larga experiencia en la reproducción y cuidado de peces en cautiverio.