Tenemos una opinión incompleta y hasta distorsionada o desvalorizada sobre nosotros mismos.
Han ido pasando los años y nos hemos ido cargando de ideas y creencias que normalmente son de otros. Hemos adoptado una personalidad, de forma inconsciente, nos hemos ido adaptando a nuestro entorno.
Y han ido sucediendo cosas en la vida, inesperadas, para las que no estábamos preparados pero que nos han afectado y obligado a reaccionar y solucionar, más o menos, mejor o peor, para poder seguir adelante.
La actitud que tenemos ante la vida, se ha formado por el cúmulo de todo eso. Y decimos «yo soy así» pensando que no hay posibilidad de cambios. La actitud es la que decide si veo que la vida es bella y vale la pena vivirla o siento que es mi enemigo y vivo a la defensiva, aislándome de los demás. La actitud mía ante la vida es la que me hace ser una persona agradecida y alegre o hace que me convierta en una persona amargada y negativa.
Me hago consciente de que la actitud es clave para crecer y ser feliz. Elijo mi actitud y aumento mi capacidad de decisión. Y me hago responsable de tener un buen carácter. Yo Soy el creador de mi estado de ánimo.
Así que soy Observador de mi mismo y respondo con toda sinceridad:
¿Cómo definiría mi carácter?
¿Qué me gusta más y qué me gusta menos de mi carácter?
¿Cómo me siento en este momento?
¿Qué hábito de mi debería ir cambiando porque no me beneficia?
¿Qué puedo agradecerle a la vida?
¿Me siento seguro y sin miedos?
¿Puedo tomar la decisión de mejorar?