A la suerte la consideramos fortuita, casual… fuera totalmente de nuestro control. Nos aprovechamos de ella para justificarnos, decimos «he tenido mala suerte». O actuamos sin muestras de gratitud diciendo «qué buena suerte» … y todo queda ahí, sin saber ver las señales de ayudas y `pruebas a veces muy difíciles que el Universo y por Ley de la Naturaleza se nos otorgan para que tomemos Conciencia y avancemos como humanos y divinos que somos.
La CASUALIDAD no existe. Nada es casual. Abrir los ojos y comenzar a VER más allá de la realidad aparente nos hará entender lo que llamamos «suerte».
Todo depende de nuestra actitud y disposición. Si nos mostramos cerrados y reacios a RECIBIR la «buena suerte», habiendo elegido el personaje de víctima, entonces será muy difícil -imposible- que entremos en el campo de posibilidades que está enfrente nuestro.
ATRAER la buena suerte, ATRAER las cosas buenas que nos facilite la vida, es posible. Siempre y cuando estemos abiertos a ella. Tenemos que CONFIAR en nosotros mismos; eso es primordial. Si no confiamos en nosotros mismos lo que atraeremos serán las dificultades que nos confirmarán lo que pensamos «¿ves como yo tenía razón?, no tengo suerte» …
ACTITUD DE CONFIANZA, sin medias tintas. OBJETIVOS CLAROS. PERSEVERANCIA. Estas tres cosas son las que hacen falta para que la SUERTE comience a sonreírnos. Es una energía poderosa que está a nuestra disposición. Experimentarla.