La mujer toma el Poder, se posiciona, saca su fuerza y sus talentos. Todo ello, en muchas de ellas, sin haberse primero sacudido de encima los patrones que la sujetan a tener un mismo comportamiento «machista» del que se impregnó toda su vida, el que maldice pero es su única referencia.
¿Estamos usando las mismas maneras y conductas? En ámbitos como la política es donde se ve más claramente. No es cuestión de géneros; las mujeres también son tentadas a hacer abusos de poder. Sufren, algunas de ellas, las mismas debilidades para dejarse corromper.
Conozco casos más simples pero igual de escandalosos. Cuando se cambian los papeles; la mujer trabaja fuera de casa y el hombre se encarga de los quehaceres domésticos y los niños. Se dan casos así hoy en día. Algunas mujeres entonces asumen el rol machista de vejar a la pareja y no valorar su trabajo. Lamentable.
Ese resabio y despecho, que todavía muchas mujeres guardan en su interior, debe ser sanado. El verdadero cambio no lo lograremos hasta que no hayamos hecho un trabajo en nosotras mismas de perdón y aceptación primero y luego de RECUPERACIÓN de nuestros valores para, entonces sí, posicionarnos y contribuir certeramente al cambio tan necesario que hace falta en todos los sistemas de nuestra sociedad, comenzando por el de relación de pareja.
Hombre y Mujer poniéndonos a la par nos complementamos. La energía femenina y masculina deben estar equilibradas en ambos géneros, sólo así podremos avanzar.