Conocemos el Amor desde el interés: qué me brinda, cuánta felicidad me reporta, cómo me haces feliz … , y así resulta ser un amor limitado y calculador. Preocupado de recibir tanto como uno da, no menos.
Entendemos el Amor desde el YO y eso significa «mio». Amor mental y posesivo.
Hasta el propio corazón se aburre ante la lista de exigencias que prepara la mente al amor del otro, mientras acoraza bien su propio corazón, no vaya a salir dañado …
Y luego están los miedos que crean alambradas. Reclamos, quejas, exigencias, control, tensiones, inseguridad, represión …cuando el AMOR debiera sólo brindar paz y felicidad, siendo capaz de salvar todas las diferencias.
El Amor Puro es incondicional. Trasciende la mente y hasta al propio corazón. Es una fuerza y energía tan poderosa y expansiva que nos sobrepasa. Todo el que ha estado ENAMORADO lo ha experimentado mínimamente y sabe de qué estoy hablando. Lamentablemente ese estado es pasajero por ser ilusorio: nace y muere en la mente.
El amor hacia el otro surge del amor hacia uno mismo. Y es al estar satisfecho y en armonía con uno mismo que uno puede DAR AMOR sin intereses.
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRASy comentado:
Gracias por esta entrada porque es necesario divulgar la verdad que encierra. Un beso