No hay que esperar a ponerse enfermo; mejoremos nuestra salud mientras nos sentimos con energía. Y lo recomendable es hacerlo llevando una vida sana, practicando ejercicio físico, procurando una estabilidad emocional y nutriendo nuestro cuerpo espiritual.
Comprendo que una inmensa mayoría sea escéptica cuando se habla del Reiki, de la Conciencia Superior o del mundo interior espiritual. A muchos les molesta las palabras Dios, fe, y todas las relacionadas con nuestra parte divina. ¡Resistencias mentales!
Sin embargo, no hace falta ser un entendido para darse cuenta que tal como se está viviendo en este mundo material, sin valores éticos, el sufrimiento físico, mental y emocional, han multiplicado las enfermedades mentales de forma alarmante. Y cuanto más brotan las situaciones desesperantes más se alejan de las fórmulas correctas optando por medidas agresivas inclusive a nivel médico.
REIKI, así como otros sistemas naturales de sanación, funcionan mejor desde la prevención. Uno de sus objetivos es equilibrar los centros energéticos y fortalecer el cuerpo emocional y mental.
En el REIKI, desde la primera iniciación o bien en las sesiones dadas por un maestro, se transmite un Aliento de energía cósmica que impulsa a la sanación y purificación del cuerpo físico, mental y emocional. Y es la persona receptora la que, desde su propia Conciencia expandida, la que promueve los cambios necesarios para que suceda lo mejor para ella; se van deshaciendo las resistencias.
Las iniciaciones REIKI, en sus tres niveles, propician la conexión con el Alma y las energías universales, a medida que se va purificando el ego y la energía vital se hace cada vez más sutil y logra elevarse hasta alcanzar el chakra del Tercer Ojo donde duerme la INTUICIÓN.