La toma de conciencia de que no eres un ser separado del Creador, es lo que deshace toda resistencia a volver a tus orígenes. Cuando una ola del mar se rompe en las rocas, miles de gotas, por unos instantes, se sienten únicas e independientes del Océano, para luego volver a reunirse una vez más con el Todo.
«Aún cuando hagas cien nudos sigue siendo una sola cuerda» (Rumi)
Separarnos de la conciencia suprema y vivir exclusivamente desde la Mente en el mundo material tiene como consecuencia el sufrimiento y el conflicto interno.
Abrirnos a experimentar el Orden Universal y sentirnos parte de él, nos permite desarrollar nuestra Conciencia y entrar en una nueva comprensión de quienes somos y nuestro propósito de vida. Nos ayudará a hacernos conscientes de que somos parte integrante del Universo.
Reconectar con el ámbito de lo Trascendente y experimentar nuestra dimensión cósmica, nos hará tener un conocimiento existencial donde se mostrará nuestra verdadera identidad. Es entonces cuando la vida humana se vuelve más fácil y más satisfactoria.
La vida en este mundo está llena de obstáculos, desafíos, pérdidas y dolor. Es nuestra actitud la que hace la diferencia; teniendo una conciencia trascentente ante las dificultades, es lo que nos proporcionará una percepción sensorial mucho mayor de la Realidad y reforzará nuestra calidad de vida .