Reconocer la Verdad es un acto de valentía y de autenticidad. Significa la liberación de los miedos. Mentir es esconder, falsear. Todos, en alguna medida estamos envueltos en la mentira y el disimulo. Es por eso que la Verdad nos molesta e incomoda. ¿Cómo es posible que le tengamos miedo a la Verdad? La evitamos porque nos duele reconocerla. Y debido a ello es por lo que nos complicamos la vida. Gastamos la energía en el disimulo; que no nos descubran … que no descubran ¿qué? …
En la medida en que nos comprometemos con la Verdad, van cayendo por si solas todas las mentiras -nuestras miserias-; las mentiras con la que construimos nuestra vida y a nosotros mismos. Las mentiras creadas desde el miedo.
El miedo va ligado a la mentira mientras que la Verdad posee la valentía de ser, desde el Amor y en Amor, que es la fuerza creadora de Luz.
En el mundo externo de las formas, se acomoda la Hipocresía: Nos sentimos obligados a aparentar.
Enfrentarnos a la Verdad es la muerte del Ego; que es falso y se sostiene en pie por la fuerza que le damos al mundo ilusorio.
Acepta el desafío de decir siempre la verdad, de vivir desde la Verdad. Eso te obligará a posicionarte en la Conciencia de Ser. Y eso te llevará a fusionarte a la Conciencia Suprema, a la que perteneces.
Cuando uno se enfrenta a la verdad de sí mismo uno se siente desnudo, y siente vergüenza. Pero no hay nada que esconder; somos, en nuestra desnudez, seres de Luz.