La inteligencia emocional

hombre recogiendo polvo de estrellas si estoy cansado, nervioso o aburrido, en lugar de ponerme a comer compulsivamente, me tomaré un descanso y me relajaré antes de continuar con mi tarea. Hacer unas cuantas respiraciones largas y lentas ayudan. La respiración consciente centra las energías dispersas y me traen al Presente.

… si me siento agobiado, intranquilo o rabioso por algo ocurrido, en lugar de tomarme un café o fumarme un cigarrillo, daré un corto paseo para relajarme, respiraré lenta y profundamente, iré a un parque a meditar o estar simplemente en quietud diez minutos.

A esta capacidad del ser humano, de saber controlar y dirigir sus emociones, se le llama INTELIGENCIA EMOCIONAL y es muchísimo más importante que la inteligencia racional a la hora de medir la aptitud que se tiene para relacionarse con los demás y consigo mismo, que al fin y al cabo, es lo que nos puede proporcionar la felicidad y el bienestar.

Tener una actitud apropiada y coherente nos ayuda a controlar satisfactoriamente nuestra vida.
Saber identificar nuestro estado emocional interior de forma realista hace que veamos con claridad las situaciones y sepamos transformarlas en nuestro beneficio y en el de los demás.
Ser Observadores de nuestro desarrollo emocional nos ayuda a vivir con desapego, lejos del sufrimiento gratuito.

Atendamos pues, nuestra inteligencia emocional; la práctica del yoga, la meditación, el Reiki, todas ellas y más, nos pueden ayudar con toda seguridad a nuestro desarrollo y mejora de nuestra calidad de vida.