Dejar ir todo lo que me inmoviliza y no me permite ser yo mismo. Eso significa liberarme.
Dejar de identificarme con el Ego: este es el momento de la transformación.
Dejar ir la inconsciencia y crear una nueva manera de vivir las situaciones, desde una perspectiva más amplia y real.
Dejar ir los miedos; miedo a no ser suficiente para los demás, miedo a no ser querido, a que pase algo malo, miedo a perder, miedo al futuro, miedo a la muerte …
Dejar ir las resistencias que me impiden ser yo mismo.
Dejar ir el pasado que me persigue y dejar ir el pasado que llevo sobre los hombros.
Dejar ir palabras como «malo», estúpido», «no puedo», «es muy difícil» …
Dejar ir la auto-exigencia que me crea una ansiedad y frustración continua.
Ahora comienza la etapa de comprender y sanar las heridas internas desde la compasión y la aceptación. Acercarme a mi verdadera naturaleza..
Ahora sólo queda enfrentarme a la memoria y despojarla del dolor, aceptántome, comprendiendo sus orígenes y permitiéndome cerrar todos esos capítulos de mi vida que quedaron abiertos -y escondidos- para poder renacer y ser yo mismo.