Dominio sobre la Mente

La Conciencia es la parte de nuestra mente que pone Luz en las otras funciones mentales; sabiduría, capacidad de elección, discernimiento, ego…  La razón por la que se hace hincapié en que desarrollemos la Conciencia es para que ilumine y expanda las potencialidades de nuestro ser. Desde este sencillo planteamiento se hace evidente que, con poca Conciencia de nosotros mismos, -con poca Luz- nuestra realidad se limita a «palpar» lo más concreto y cercano.

Recuperar la Conciencia y proximidad de nuestra esencia divina nos llevará primeramente a liberarnos de la carga de nuestro pasado. A recuperar la INOCENCIA del Ser -nuestro niño interior-.

Para ello no hay más efectivo que ser observador de uno mismo. Hay que crear el hábito de poco a poco ir separando la mente del Observador (la Conciencia). En cada cosa que hagas o digas, en cada situación, observate.

Cuando el Observador tenga total independencia del «yo-personaje», también tendrá total dominio sobre esa parte de la mente que hasta ahora ha gobernado tu vida: el ego (vanidad, envidia, pasión, codicia, miedos, etc.)

En este proceso, de ser Observador de tí mismo, la Conciencia llenará de Luz tu vida y la podrás gobernar desde la Intuición junto con el Corazón en total armonía.