La Conciencia.

«un ser humano es lo que piensa en su corazón«.

Al espíritu sólo se le puede experimentar. Y ese sentir que experimentamos, a nivel de la Conciencia, nos da conocimiento sin necesidad de traducirlo en palabras.

Cualquier tipo de conflicto que uno viva tiene que ver con la incoherencia entre quien uno es en esencia con la imagen que uno quiere dar de sí mismo y que no tiene realidad. Esa fricción interior crea desgaste y finalmente hasta duele el Alma.

Cuando una persona pone todo el rato resistencia y no da oportunidad al Alma a evolucionar, teniéndola comprimida, aparecen tarde o temprano en el cuerpo físico las tensiones, la ansiedad, la depresión … De forma inconsciente, por pura ignorancia, la persona se boicotea a sí misma,

La falsa identificación bloquea la naturaleza de la persona y no le permite manifestarse. La auto-realización equivale a la eliminación de la ignorancia.

Una Conciencia densa tiene una mente rígida. O mejor dicho; una mente rígida no deja desarrollarse a la Conciencia. Está repitiendo lo mismo una y otra vez, esperando un resultado diferente. No tienen la claridad mental para tomar decisiones correctas. Duda y se siente inseguro.

Una Conciencia despierta tiene la habilidad de resolver los problemas de forma ágil. Confía en su toma de decisiones. Y siente su progreso y el desarrollo de su capacidad mental con mayor firmeza.

«Para que la vida tenga sentido, la existencia debe tener profundidad«. Para ello tenemos que despertar nuestra Conciencia, siendo Observadores y adentrándonos en nosotros mismos.

El Alma ante la tristeza.

A veces da la impresión de que en nuestra vida se descorre un velo y de pronto vemos las cosas de distinta manera y ese tener que VER la realidad y tener que mantenerse uno inalterable se hace casi imposible. Normalmente se sigue una conducta y una actitud de forma mecánica y eso parece facilitar la vida, sin grandes alteraciones, sin tener que pensar demasiado.

Pero existen otros momentos, -y esto ocurre en los más sensibles por la influencia de la Luna-, en que nuestro ánimo y humor cambia sin razón alguna y se hace cuesta arriba tener paciencia, ser tolerante, callar, guardar una imagen. Entonces resulta necesario el cuestionarnos, el observarnos, el comprendernos y aceptarnos.

Hay momentos en que el corazón, sin razón aparente, se siente afligido por una tristeza que le llega de improviso. Es una energía que va de fuera hacia adentro y oprime el pecho. Son momentos en los que uno siente solo está sobreviviendo. Puede ser que nuestra Alma esté pidiendo la escuchemos y nos empuja a hacer cambios.

Ese peso como llega se va, pero mientras está, oscurece la brillantez que normalmente aclara la mente y el corazón. Aprovechemos para ir hacia adentro y armonicémonos, siendo coherentes con nosotros mismos.

Cuando tengo el ánimo caído, el sentido de la vida se desdibuja y aparece el cansancio y la desazón.

Normalmente es bien distinto, me alegra saber que no tengo apegos y eso me hace sentir libre. Pero cuando me invade la tristeza, que asoma de vez en cuando, sin aparentemente razón alguna, la perspectiva de la razón de mi vida, se estrecha y oscurece.

Ahora sé que caer en esa melancolía, sucede cuando me desconecto de mi ser esencial y la vida se me hace cuesta arriba. En esos momentos me dejo arrastrar por los pensamientos más absurdos y aparece el tormento mental y la negatividad.

Ahora sé, que todo volverá por si solo a su sitio; el gozo de lo sencillo, la confianza en mi misma y mi conexión con la divinidad dentro de mi.

El Alma nos ayuda a centrarnos en nuestro corazón. La realidad es una y no admite separaciones, así que mantengamos interconectados mente/corazón.

Miedos

El Miedo no es más que una forma de energía específica, a la que alimentamos aunque no tiene consistencia verídica, que puede llegar a tomar poder y dominio sobre una persona, paralizándola.

Las personas que viven alejadas de sí mismas -que no tienen conocimiento de quiénes son- están llenas de miedos. El Miedo las domina de alguna manera, las limita y las frena. La lista es muy larga de todo lo que puede producir el Miedo en una persona, en diferentes grados; miedo al descontrol, al abandono, al rechazo, a lo desconocido, al victimismo. Físicamente puede alterar el sueño, el apetito, el ritmo cardiaco, la tensión arterial, asma, depresión, sexualidad bloqueada, etc.

Desde nuestra responsabilidad y derecho a ser felices, vemos que la persona miedosa tiene una identidad replegada y contraída. Su Mente es débil y tienen poca autoestima, por todo ello sufre, sintiéndose incapaz de superar su situación, pues no es una cuestión de razonamiento sino de falta de energía vital para enfrentarse a los miedos creados o heredados y que le dominan.

El miedo es ocasionado muchas veces por una energía que bloquea el meridiano del riñón y la persona adopta inconscientemente una postura asustadiza en respuesta a anteriores experiencias sufridas que no se han resuelto, inclusive puede proceder de traumas sufridos por la madre durante el embarazo.

Debido a la sensibilidad emocional desarrollada, los miedos nos pueden llevar a renunciar a ser nosotros mismos y por tanto a rendirnos, llegando a tener una actitud resignada ante la vida.

No hay que intentar negar los sentimientos. Los Miedos pierden su poder cuando somos capaces de expresarlos. Hay que sacarlos a la Luz.

¿Qué nos puede ayudar a deshacernos de los miedos? Se hace necesario que aprendamos a cómo relacionarnos con nuestra Alma para que ella se transforme en nuestra guía y apoyo. Encontrar significado y finalidad en la vida puede ayudarnos a deshacernos de los miedos. Dejemos de identificarnos con pensamientos negativos. Prioricemos lo bueno que tenemos en nuestra vida y mostrémonos agradecidos por todo ello. Sintamos placer por las pequeñas cosas cotidianas. Dediquemos tiempo a lo sagrado, es más, convirtamos en sagrada nuestra existencia y seremos iluminados por el Amor divino en nosotros.

Nuestra relación con Dios o Inteligencia Suprema está acorde al miedo con el que vivimos.
Cuando superamos ese miedo (ese desconocimiento y alejamiento de mi mismo) entonces nuestra relación con la divinidad se vuelve perfecta, de armonía completa con uno mismo y con el Universo.

La Verdad.

La Verdad nace en nosotros mismos y no es para compartir.

Nuestra verdad es la válida mientras la escuchemos desde nuestra Conciencia. La Verdad sólo puede ser vivida en su pureza, en el interior de uno mismo. Debe ser mantenida a salvo de la corrupción exterior.

Porque cuando la Verdad sale afuera, queriendo ser compartida y divulgada, se empobrece, se corrompe, se desfigura… y entonces desilusiona, no es comprendida, es malinterpretada. Pierde su poder y es mal usada.

La Verdad se mueve por los caminos vírgenes de nuestro Ser. Sólo ahí brilla en todo su esplendor y nos resulta benéfica.

A la Verdad la custodia el Silencio, Testigo de ella es la Conciencia. Y sólo la impecabilidad la mantiene a salvo.

La Verdad alumbra la Realidad que todavía nos negamos a ver por miedo a que nos desilusione pues el mundo que nos hemos construido es ilusorio.

Sólo el corazón espiritual puro, es capaz de sentir dicha al escucharla. Sólo los buscadores de la Verdad tienen la paciencia y la valentía de ir detrás de ella, pase lo que pase, desde la certeza de que es la salvadora de nuestra dignidad.

Nos sintonizamos.

Existe una realidad interestelar.

Yo no soy nadie pero sí mi espíritu tiene una realidad. Y saber que mi espíritu es eterno y que yo soy parte de la inmensidad del Universo me hace ser paciente y pacífica desde una perspectiva mayor.

Hablo así porque he experimentado, en varios momentos, el desdoblamiento de la Conciencia y esa experiencia ensanchó el entendimiento de mi misma como humana pero también como esencia cósmica. Una vez, al salir de mi cuerpo gracias a una técnica de respiración, llamada holotrópica, experimenté viajar hacia el espacio a grandísima velocidad. No mi cuerpo sino mi MENTE.

He vivido otras experiencias extrasensoriales en situaciones realmente extremas, cuando viví durante varios años en Oriente Medio. La sagrada ciudad de Qom, en Irán, nos acogió durante siete años. Para poder sobrellevar el impacto de amoldarme y asimilar una vida y mentalidad completamente diferente, -que no digo que peor- pero totalmente desconocida su mentalidad y forma de vida, me sumí en la plegaria y fue seguramente por ello que comencé a vivenciar diferentes milagros, si llamamos milagro a lo que no tiene explicación lógica.

¡Cuántos desatinos cometemos debido a la impaciencia y la ignorancia!

Cuando el destino te hace pasar por el Fuego, la identidad falsa desaparece. Yo no tuve oportunidad de escapar de esa prueba pero mis ángeles protegieron mis alas para que no se quemasen en esa experiencia. Tal como lo digo sucedió y lo sentí.

Ahora sé que lo mejor es no resistirse a nada si uno quiere vivenciar, sin miedo, la sensación pura de nuestro Yo Superior que nos protege.

La confianza absoluta es el mejor vehículo para atravesar la vida. Confianza en nosotros mismos desde la comprensión de quién somos y confianza absoluta (FE) en las Fuerzas Ocultas que dirigen y ordenan el Universo. Llamémosle DIOS a la Inteligencia Suprema que nuestra mente e inteligencia no alcanza.

Ya no tengo prisa ni soy más buscadora. Lo que está para mí llegará en su momento. Sólo tengo que estar atenta y con el corazón abierto en agradecimiento porque TODO tiene su parte de misericordia si lo sabemos ver para beneficiamos de ella.

Sufre el ego y el cuerpo físico, pero nada de eso somos. Somos energía. Somos Espíritu.

Somos energía y vibramos a determinada frecuencia. Nos sintonizamos. No hay que forzar nada.

Elevemos nuestra frecuencia utilizando la energía del AMOR y la vida se hará más fácil, sea cual sea la circunstancia.

Una nueva conciencia humana está surgiendo que sabe que es posible una existencia pacífica entre todos los seres vivos.

Nos movemos hacia la quinta dimensión.

La Mente registra estímulos, impulsos y necesidades, según el nivel de Conciencia y también según el grado de energía vital que uno tenga. Una Mente débil con una personalidad básica, reaccionará impulsivamente desde el Ego (rabia, celos, inseguridad, miedos, etc.). Mientras que una Mente desarrollada, que sabe pensar y reflexionar y tiene voluntad, actúa desde niveles superiores de Conciencia y también su energía vital es más refinada; sabe quién es y lo que quiere.

Pudiendo reconocer en qué nivel estamos y deseando ganar en profundidad, iremos simplificando nuestro deseos y necesidades y nuestras aspiraciones serán cada vez más elevadas. Eso significa un cambio de dimensión en nosotros; una percepción mayor de nuestra realidad; esto nos dará seguridad y confianza en nosotros mismos.

La TERCERA DIMENSIÓN está en el Plano del mundo material , lineal y dual del que cuesta desprenderse y que conlleva resistencia y sufrimiento. El estrés y la ansiedad son los signos evidentes de estar atrapado en una mente limitada y la poca y caótica energía es la causa.

La Mente nos está avisando de que vivimos en la incoherencia, alejados de nuestra esencia que es espiritual. En muchos, el criterio ya no es ni ético ni moral sino que está basado en la satisfacción personal más elemental. Desde un nivel superior de Conciencia podremos percibir los valores universales que van más allá de lo individual y personal.

Aprender a observarnos nos ayudará a entender nuestro cuerpo físico, mente y espíritu además de nuestro cuerpo emocional para así poderlos controlar y dirigir conscientemente hacia la estabilidad y armonía. El resultado de la educación recibida, las presiones externas, los traumas infantiles no superados, todo lo vivido, ha ido formando capas energéticas en nosotros y es lo que conforma nuestra historia y personalidad, que no hemos aprendido a resolver y dejar atrás.

¿Cómo transformar y trascender los miedos y otras emociones tóxicas que se han quedado estancadas en nuestro corazón?

¿Cómo asumir y mejorar nuestra actitud ante la vida para poder sentir que estamos avanzando? Inconscientemente nos sometemos a creencias y pensamientos que nos son impuestos de alguna manera, llegándose a enquistar de tal forma que dejamos de ser nosotros mismos sin darnos cuenta.

Dejándonos llevar por este conformismo, debido a no pensar por nosotros mismos, nos convertimos en víctimas fáciles, sin vida propia, de ahí que tantas personas se sientas infelices y vacías cuando aparentemente lo tienen todo.

En lo que llamaríamos la CUARTA DIMENSIÓN, el Plano material se transforma primero en mental superior (nos hacemos más conscientes de nuestra realidad) y luego en espiritual. La armonía entre cuerpo/mente/espíritu se equilibra. Sube la frecuencia y vibración de la energía del Amor y Solidaridad. Esta nueva Dimensión que se comienza a experimentar es un camino directo hacia la paz interna debido al conocimiento y aceptación de nosotros mismos que vamos adquiriendo.

En este proceso evolutivo, para reconocer nuestra esencia, llegaremos a la QUINTA DIMENSIÓN, es el Plano de la Realidad, hasta ahora oculta por tantísimos velos de ignorancia y soberbia principalmente, que nos han causado y nos siguen causando enfrentamientos entre familias, sociedades y países. Levantados todos estos velos, seremos capaces de ver y sentir nuestra misión de vida. Entenderemos desde el corazón cuáles son los aprendizajes que necesitamos para nuestra evolución y los aceptaremos para nuestro beneficio y beneficio de los demás sin poner ya ninguna resistencia.

Llegar hasta aquí es entrar en el Plano Divino de nuestro universo interior.

Conocerse a uno mismo es conocer a Dios. Y eso es lo único que nos salva del egoísmo y el sufrimiento. Ahora toca experimentar la Dicha de Ser.

Cuando te despides de un amigo

Los niños ven la Luz que los mayores no logramos ver. Pero Fran sí la captaba.

Los niños tienen todavía la memoria intacta de todo su potencial. Su fuerza mental creativa, su espontaneidad, su gran sensibilidad y su capacidad de desplegarse en varias dimensiones de su Ser, con total naturalidad, y que se mantienen completas. Fran nunca perdió esos dones.

Los niños son leales a sus convicciones. ¡Fran vivió desde la certeza de saber quién era y quién había sido en su vida pasada!

..,. Acaba de fallecer un gran amigo mío, era un ser inocente, tenía 43 años. Un artista muy sensible y auténtico. Fran Russo. Las lágrimas han salido solas, sin poderlo evitar. Me ha cogido de sorpresa. La muerte impacta. Pero seguidamente he sonreído pues sé que, justamente por conocer su estado de inocencia que le caracterizaba, él ahora está siguiendo su camino, maravillándose por todo, me lo imagino así; riendo y feliz.

Fran cumplió con todas sus expectativas; logró hacer todo lo que quiso hacer. era un ejemplo; genuino, siempre su corazón irradiando alegría y amor, espontaneo, sencillo, …

Vuela alto amigo. Eres Luz. Gracias por compartir conmigo momentos tan entrañables.

Nos falta autenticidad

Dándole una mano de pintura al mundo, no solucionamos nada.

Falta bravura a tanta cordura cobarde de los que se creen superiores.

Lo que digo es que falta valentía para amar y ser generosos POR IGUAL con todos.

Y me explico: Sólo observemos cómo tratamos a los que huyen de las guerras; con unos nos volcamos a ayudarles porque nos caen bien, a otros los dejamos morirse de frío y hambre en las fronteras o en penosos campos de refugiados y desconfiamos de ellos.

Sigue habiendo distinción de clases pues el dios dinero no sólo discrimina e infravalora a las personas por su economía, también por su color de piel y sus orígenes. Somos indiferentes con los que pensamos que no nos aportan ningún beneficio. Despreciamos, creyéndonos mejores o simplemente por indiferencia a los que son diferentes.

Nos falta autenticidad como humanos.

Si los oligarcas estaban pensando que ya habían conseguido un «orden mundial», creyendo tener bajo dominio la obediencia y la esclavitud voluntaria de los trabajadores del mundo, ahora mismo se les han torcido los planes.

Los cambios serán rápidos, estemos alertas. Atentos y observadores de nuestro propio egoísmo, observadores de nuestros prejuicios, de nuestros temores y de nuestra inercia. Vayamos rectificando.

No tengamos miedo a perder. Al contrario, son momentos para ser generosos. Tenemos ahora la oportunidad para abrir nuestro corazón, experimentar el gozo de dar y expandir nuestra Mente.

El planeta está en crisis y las crisis están para hacer cambios profundos, para mejor.

La tragedia del ser humano

Las tragedias mueven a la compasión finalmente, pero antes y mientras tanto, las tragedias indignan, frustran, crean impotencia y mucho dolor y sufrimiento.

Es en las situaciones extremas de tragedia y dolor cuando aparece el espíritu comunitario de fortaleza y generosidad; despunta la capacidad que tiene el ser humano de adaptación y sacrificio. Su impronta por ayudar a los demás es espontanea entonces. Su genuina solidaridad y gestos de amor están en cada poro de su piel. Pero todo eso con el tiempo se va olvidando una vez se recupera la normalidad que impone el más fuerte… y de nuevo en el confort, volvemos a caer en la actitud egoísta de aquí no pasa nada.

Recuerdo que, viviendo en Irán, recién terminada la guerra Irán/Irak, que fue devastadora y vivíamos de los cupones de racionamiento por la escases de alimentos, los hombres tenían que hacer larguísimas colas esperando les diesen su ración mensual de los alimentos básicos: un día cola para el azúcar, otro día para el té, otro día para recibir la grasa para cocinar, el arroz y otro día un pollo esquelético. Si no recuerdo mal, eso era lo que recibían los pobres, que eran la mayoría de la población y que me tocó vivir.

Pero lo que quiero compartir es el comentario de una amiga mía mejicana, casada con un iraní, y que llevaba muchos años viviendo allí. Me dijo «hecho a faltar el sentimiento de unión y hermandad que vivimos durante la guerra. Era hermoso. Mantenía nuestros corazones vivos». Ese comentario me impactó y me dejó sin habla.

En las calles, durante la guerra, se hacía una gran cazuela de comida, donde cada uno aportaba lo que tenía; dos patatas, una cebolla, un puñado de arroz, lo que se tuviese, y de ahí comían todos. Existen muchísimas anécdotas parecidas en todos los lugares en los que han ocurrido y ocurren desgracias colectivas.

Unos años más tarde llegaron a Irán exilados bosnios, debido a la cruel guerra entre Bosnia y Serbia. Escuché historias horribles pero también me hablaron de historias de amor y sacrificio. Después sucedió la guerra del Golfo … una locura más. Y las calamidades continúan, ahora con la guerra entre Ucrania y Rusia…

La exaltación patriótica. La llamada a morir por los ideales. La euforia colectiva por ir al frente a luchar. Y detrás de ese telón, la destrucción, la muerte, el sinsentido, la frustración, la impotencia. Los huérfanos, las viudas… el infierno mismo.

Sobre todo, la violación a mujeres y niñas, las torturas, las muertes lentas por falta de atención médica … ¿Quiénes quieren la guerra? ¿Quiénes la permiten? ¿Qué razones poderosas existen para que sucedan si no son los intereses económicos y la lucha de poder de unos cuantos?

¿Cómo es posible que no aprendamos de nuestros errores y el ser humano siga matándose entre sí. Lo que es peor; los poderosos gobernantes mandando a las poblaciones al matadero.

El Camino de la Unidad es el que toca ahora recorrer. Después de este terrible caos bélico vendrá la Era del Amor y la Compasión. Cuántos más seamos, será más visible para los rezagados. Recorriendo este Camino no tenemos nada que perder. Algunos desconfían y temen perder sus posesiones, su individualidad, pero esto es porque no han experimentado el gozo de dar y compartir.

Somos UNO. Somos Conciencia. Somos energía.

Las guerras por la paz no existen.

No hay guerra buena o aceptable, no hay guerra válida, justa, razonable, deseable.

Cuidado con los ególatras, los narcisistas, los malvados, que las promueven, que incitan al odio, a la revancha o a alimentar fanatismos.

¿Qué hacer con los dirigentes ególatras que se sienten con derecho a invadir a otros países?

Estar dispuesto a entrar en guerra, supone la posibilidad de perder y morir. Hay que contar con las consecuencias. Dejando a un lado la parte emocional e ideologías idealista, qué acción es más inteligente y sabia. ¿Qué resolución causaría menos daños, menos muertos?

Al final de una guerra, todos los pueblos reconocen que las pérdidas son mayores que las ganancias. Que el horror vivido deja huella para siempre.

¿Cuándo recuperaremos la estabilidad y la razón? ¿Cuándo superaremos de una vez por todas la Era del egoísmo y la codicia?

Cuando el entendimiento y la moderación se hagan eco en los corazones de todos. Cuando no haya más rivalidad y desencuentro en la Tierra y haya Paz y Amor bajo el Cielo,

¡Que brille nuevamente la Luz del entendimiento! Que avancemos como seres humanos.

Somos Unidad.