Los sueños

Para interpretar los sueños es necesario despertar muy despacio.

Si sueño que estoy enfermo, ¿acaso tengo que ir al médico al día siguiente?.

Y qué pasa si sueño que un delfín se acerca a la orilla donde estoy y me susurra la respuesta que yo buscaba … pero cuando despierto no consigo recordarla.

Los sueños sólo pueden ser interpretados por quien los vivencia. Porque los sueños no se pueden reducir a una descripción de signos y símbolos sino lo relevante es el SENTIR, lo que tiene la clave del mensaje del sueño es cuál es nuestro sentimiento al despertar. Y él es el que nos revelará lo que estemos capacitados para entender de nosotros mismos y nuestras circunstancias.

El simbolismo es un instrumento de conocimiento que va ligado con el conocimiento que uno tiene de sí mismo.

Por eso, cuando despertamos, debemos hacerlo lentamente, llevando nuestra atención y conciencia a cómo nos sentimos. Recordar el sueño sin prisas, recreándonos en el sentir. Y despacio ir saliendo de él.

Por supuesto no todos los días tenemos el mismo tipo de sueños. La inmensa mayoría no los recordamos al despertar: son sueños que han servido y son necesarios para destensar nuestra mente. Otros sueños, son viajes que hemos hecho durante la noche a nuestro campo astral, y nos hemos permitido tener vivencias extrasensoriales.

Hemos viajado a otras dimensiones de nuestro ser. Y puede que vivamos entonces experiencias tan reales e intensas que jamás olvidaremos.

El mundo onírico es otra forma de realidad que vivimos a través de los sueños. Puede ser muy enriquecedor si aprendemos a entrar en él. Desarrollará nuestra intuición y sensibilidad. Y nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo se ampliará para mejorar nuestro entendimiento, siempre y cuando mantengamos los pies enraizados en la tierra.

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