La vida exige riesgo. La vida es un campo de posibilidades. Nuestra actitud debe ser la de un guerrero al acecho de la oportunidad al mismo tiempo que la contempla desde el desapego.
Memorizamos lo que nos ha hecho sufrir, lo que tenemos en contra y queremos evitarlo nuevamente. Los miedos y nuestro sentimiento de incapacidad o frustración lo mantenemos vivos en la memoria… y eso nos inmoviliza y atraemos más de lo mismo.
Sin embargo, pasamos por alto, sin valorar, todo lo bueno que la vida nos ha dado y nos sigue brindando; nuestra capacidad y recursos para vivir.
Todo lo demás lo añadimos por nuestra cuenta según nuestra ACTITUD. El coraje, la ilusión, el empuje para alcanzar nuestras metas, el no dejarnos amedrentar, seguridad en nosotros mismos, atención plena y control mental …
Arar una y otra vez la tierra sin atrevernos a sembrar por miedo a invertir y perder la cosecha o no conseguir decidirnos qué sembrar, es malgastar el tiempo de acción.
Los errores sólo se repiten mientras no aprendemos de ellos. Un fallo deja de ser una equivocación en el momento en que nos enseña algo y nos hace crecer.
El pasado está muerto. No existe más. Estamos construyendo momento a momento nuestro Presente.