Sucede. La pereza es algo común. Nos recostamos en la zona de confort que más apetece a la mente-no-pensante; sofá, televisor, comer, beber … los cinco sentidos embotados.
Este tipo de vida, nos separa de nuestra verdadera Esencia y reduce a la mínima expresión nuestra creatividad y nuestra espiritualidad.
Pero ya que no podemos actuar sobre el pasado y lo hecho, hecho está, pongamos la atención en nuestro Presente. Dejémonos inspirar y aceptemos el desafío de conocer nuestros verdaderos límites … nos sorprenderemos ….
Si de verdad queremos despertar a la Realidad, primero debemos cuidar de nuestro cuerpo físico. Es nuestra envoltura. Experimentemos. Pongamos en marcha la actividad física y mental de forma consciente y con un propósito: Podemos ganar en energía y ganar calidad de vida.
Mejoramos nuestra alimentación; nos hacemos responsables de lo que comemos. Y nuestra visión de la vida gana en profundidad.
Interactuamos con el exterior desde una nueva perspectiva y con una actitud más positiva. En la medida en que nos deshacemos de inseguridades y miedos, ganamos relacionándonos con los demás.
Si cada día nos ponemos un pequeño reto, provocaremos en nuestra mente un desafío sano -entusiasmo por avanzar-, por sentirnos que somos capaces de lograr lo que nos proponemos.