Como hoy termina un año parece inevitable que la mente se ponga voluntariosa a rememorar y contabilizar beneficios y pérdidas. Dependiendo de la edad que uno tenga, la mente y el corazón valorarán y priorizarán las cosas vividas de diferente manera y es natural que así sea.
Mi vida está hecha de muchas historias muy distintas unas de otras. Parecería que no hubiese ilación entre ellas pero el caso es que al final me han traído a cumplir con mi destino. Lo más insospechado, lo que menos me imaginaba; estar en el mundo de la sanación holística. Y es donde me encuentro felizmente desde hace más de una década.
He vivido en distintos países, desde las islas Bermudas hasta Irán. Soy española, me crié en Cuba y teniendo catorce años nos vimos forzados a volver a España por cuestiones políticas. Sin dinero, los sueños de cursar estudios se esfumaron y me puse a trabajar -con 14 años- en una editorial. En los años ’60 era normal que los niños trabajasen. Yo tuve suerte de hacerlo en lo que más me gustaba; el mundo de los libros y las letras.
Habiéndome ya reconciliado con mi pasado, puedo ver con mayor claridad mi presente. Comienza un nuevo ciclo, siempre de forma expansiva. Todo está en orden. Me siento capaz de hacer y seguir creando mi destino.
Me reconozco, me acepto y puedo ver mis sombras y mis luces con desapego y humor.
Este año cumpliré 70 años. Y todos estos años vividos, con todos sus amaneceres y puestas de sol, ya han sido aceptados y puedo desde la serenidad rememorarlos. Mi lema: No esperes nada de nadie y simplemente déjate sorprender.
Valoro el momento. Valoro enormemente una sonrisa, el gesto amable, la mirada cómplice, el abrazo espontáneo, la calidez del amor en todas sus manifestaciones, de todos los seres vivos.
Infinitamente agradecida, os saludo a todos los que me seguís leyendo.
Paz y armonía en servicio por el Bien Común,
Cris
31 diciembre 2016

Se despiertan las memorias y brotan emociones olvidadas o escondidas. Poco queremos saber de nosotros mismos. Da miedo enfrentarnos a nuestras debilidades … tenemos secretos que hemos decidido llevarnos a la tumba y cargamos con ellos, aunque ocupen un espacio que sería precioso para llenarlo de alegría … o tranquilidad.
Todos tenemos miedos porque los miedos razonables son necesarios: Nos previenen de los peligros y de extralimitarnos. Los miedos ajustan nuestras ansias de riesgo y fantasía.
La negación de nuestra parte divina surge del alejamiento y olvido de nuestro ser esencial. Y este hecho, con el paso del tiempo, ha creado una realidad exclusivamente material, donde no hacemos uso, por ejemplo, del conocimiento intuitivo.
Creemos que facilitándole la vida a los hijos van a ser más felices. Sin embargo ya están a la vista los primeros resultados de ser padres indolentes : niños perezosos que no quieren esforzarse para conseguir algo. Niños sin fuerza de voluntad. Niños egoístas, superficiales, con falta de concentración y sin inquietud por aprender. Jóvenes pendientes exclusivamente de su imagen.
Dicen que el temple era la religión de los templarios; los vigilantes de los caminos que conducían a los lugares sagrados.
¿Dónde estoy bloqueado? Aparece la necesidad de saber sólo con el despertar de la Conciencia. Surge al abrir los ojos del alma y darnos cuenta de nuestra situación insana de apatía y resignación. Surge cuando nuestro corazón apela a la verdad -ya sin miedo- y se siente capaz de sanarse, escuchándose a sí mismo.
La estafa emocional existe. El fraude emocional existe. Son delitos. Sólo el que no se ama a sí mismo cae en las trampas del que actúa por mala fe; para su propia conveniencia.
Nos hicimos amigas después de que comenzó a venir a mi curso de «Entrenamiento para la Nueva Conciencia» , de esto hace ya algunos años. Al terminar la primera clase se me acercó para decirme le había gustado mucho pero que debía despedirse. La miré, algo extrañada, esperando continuase la explicación. Entonces me dijo sin pizca de dramatismo que padecía un cáncer terminal y según los doctores no llegaría a la semana siguiente pero que, bueno, le había gustado mucho la clase y que le hubiese gustado mucho continuar…
Hace unos años durante la meditación sentí que Swamiji me decía «tienes que desear que venga». Mi maestro estaba en la India intentando venir a España desde hacía un mes pero tenía problemas con el visado. Me di cuenta en ese momento que realmente mis deseos de que él viniese no eran muy fuertes, al menos, no tenían la intensidad suficiente para intervenir en el curso de los acontecimientos para favorecer su llegada a España.