Creemos que facilitándole la vida a los hijos van a ser más felices. Sin embargo ya están a la vista los primeros resultados de ser padres indolentes : niños perezosos que no quieren esforzarse para conseguir algo. Niños sin fuerza de voluntad. Niños egoístas, superficiales, con falta de concentración y sin inquietud por aprender. Jóvenes pendientes exclusivamente de su imagen.
Así son los seres humanos que crecen asilvestrados, sin guía y educación. El niño de hoy en general, cuánto más tiene, menos aprecia el valor de las cosas. Cree que eso es lo natural: recibir sin haber hecho ningún esfuerzo. No es culpa de ellos, los mayores somos los encargados de educar.
O ¿es que ahora mismo tienen los jóvenes, otros referentes a los que imitar que no sean los artistas o futbolistas? Creyendo que todo ese esplendor, fama y lujo les cae del cielo. ¿Sienten acaso, los niños y jóvenes en general, amor por las artes, atracción o interés por aprender de líderes genuinos y sabios… ? Son también los padres y maestros los encargados de introducir y fomentar a los niños y jóvenes en la lectura, en cultivar la música y demás artes.
Es más, la naturaleza intrínseca del ser humano no germina y florece hasta que no se ha trabajado también el Ego y la inteligencia emocional. Es un deber de los padres enseñarles a ser humildes, honestos, sinceros … todo ello desde el Amor, desde el ejemplo.
El mundo de los niños y jóvenes en los países desarrollados está diseñado para llamar su atención hacia el consumismo. En su mayoría, viven sin grandes alicientes genuinos, sólo se interesan por conseguir cosas materiales y de forma fácil. Este es el resultado de una educación superficial, vacía de valores, donde todo gira alrededor del dios-dinero: «tanto tienes tanto vales. Una vida basada en la felicidad material, con objetivos exclusivamente materiales.
Esa felicidad ficticia basada en «tener» en lugar de SER, termina pasando factura. Pero confiemos, también en las nuevas generaciones está la semilla del cambio. Son los llamados NIÑOS ÍNDIGO y CRISTAL. Ellos han venido con una Conciencia ya desarrollada y son los impulsores para crear el nuevo paradigma.