Si somos seres de luz, tenemos un cuerpo energético que nos abastece y nos sostiene. Y, en nuestro organismo, son las células las encargadas de emitir esa luz.
Vibramos. Estamos suspendidos en una frecuencia de Conciencia, acorde cada uno a su nivel vibracional y densidad.
Sin energía vital no habría vida. ¿Y cuál es la Fuente de esta energía que nos nutre?
El Sol central es la fuente principal. Todo en el planeta está interconectado y es la Madre Tierra la que nos proporciona también energía a través de las plantas frescas que comemos y del aire que respiramos y transformamos en PRANA (energía refinada).
También aumentamos y reactivamos la energía en nosotros, a través de los ejercicios de la ciencia milenaria del YOGA, diseñados para generar energía, almacenarla y utilizarla para mantenernos sanos. Otras disciplinas como el REIKI también ayudan a conectar con los centros energéticos de nuestro cuerpo etérico para descubrir y conectar con nuestra materia luminosa y convertirnos en Canal.
Todos los seres vivos partimos de una misma energía original. Nos corresponde a nosotros hacernos conscientes de ello prestando atención a nuestro cuerpo físico, mental y espiritual. Para así poder mantener la llama de todo ese potencial que nos ha sido dado.
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