Prestamos atención a nuestro cuerpo físico, a nuestra mente y a nuestras emociones. Nos hacemos conscientes de lo que sentimos y cómo nos sentimos.
Lo asumimos y lo aceptamos.
Este acto de asumir y aceptar nos relaja, nos quita tensiones.
Nos abrimos a nuestras sensaciones y emociones.Las observamos de manera neutra.
Este acto consciente de observarnos de forma imparcial nos relaja, nos quita densidad.
Respiramos lenta y profundamente. Cerramos los ojos mientras ensanchamos conscientemente nuestro tórax. Expandimos la luz que emite nuestra alma en nuestro corazón. (lo visualizamos o imaginamos)
Inhalamos consciencia, presencia y poder. Las sentimos.
Exhalamos, soltando cansancio mental y físico, hastío, dolor …
Al inhalar le damos la bienvenida a lo nuevo; alegría, esperanza, ilusión …
Al soltar el aire sacamos fuera los miedos …
Llevamos las manos al pecho, damos las gracias.