Cuestionarnos viejos hábitos y patrones que sentimos nos limitan y condicionan nuestra conducta, nos ayudará a renovarnos en todos los niveles de nuestro ser. Queramos o no queramos -por las buenas o por las malas- somos empujados -o impulsados- a corregir nuestra actitud ante la vida.
Revisar nuestras creencias y hacer una recapitulación de nuestra historia personal no es tarea fácil pero sí necesaria para limpiar nuestro cuerpo mental y emocional.
Podemos comenzar conectando con nuestro corazón y preguntarnos:
¿Cuáles son las experiencias pasadas que todavía condicionan negativamente mi vida?
¿Qué enseñanza puedo aprender de ellas?
¿Soy capaz de perdonar y perdonarme?
¿Qué miedos están presentes en mi y no se ver o no quiero ver?
¿Cómo deshacerme de los miedos que me dominan?
¿Cuáles son mis principales valores?
¿Dependo de la opinión y reconocimiento de los demás?
¿Cuáles son las partes débiles de mi personalidad que debo reforzar ?
¿Cuánto me amo y me acepto?
¿Soy capaz de amar a los demás -incondicionalmente- o está cerrado mi corazón?
El estado de nuestra mente; capacidad de concentración, voluntad y control de los impulsos, marcan nuestro nivel de vitalidad y autoestima.
Reflexionar sobre nosotros mismos hará que despierte nuestra conciencia y ella nos ayudará a hacer los cambios de reparación. Desde la meditación y alineamiento de nuestros centros energéticos podemos hacer esta renovación constante. Dejarnos fluir. Y entenderemos que estamos ligados a un proceso energético universal de transformación que está elevando nuestra condición como seres espirituales de luz…