Religiosidad y espiritualidad

religionesHablamos de persona creyente la que pertenece a una doctrina religiosa y sigue sus dogmas o simplemente dice que cree en Dios.  Una persona es espiritual cuando en ella prevalecen  los valores espirituales aunque no pertenezca a ninguna religión.

Las presunciones de las religiones de creerse dueñas de la verdad  se han desvanecido.  La Verdad es una y su Fuente está en cada uno de nosotros. Cuando las instituciones religiosas sacrificaron el Espíritu en beneficio de sus intereses personales perdieron la Gracia divina que las protegía.

Hubo un tiempo en la humanidad, en que los profetas fueron necesarios para guiar a los pueblos. Pero el ser humano vivió esos mensajes creando diferencias en lugar de unión. Creando odios en lugar de Amor. Las rivalidades religiosas tiene que llegar a su fin.

Hoy en día hay un renacer de la espiritualidad de forma individualizada y a la vez de forma colectiva. Existe un despertar de la Conciencia por encima de cualquier institución religiosa y que cada uno puede percibir según su nivel de entendimiento y percepción.

¿Cuándo despierta el espíritu que hay en nosotros? Cuando la mente y el ego dejan de poner resistencias. Cuando ya ha desaparecido el orgullo del yo-inferior y dejamos de luchar creyendo que el enemigo es el otro. Cuando nos hacemos responsables de nosotros mismos. Cuando existe un anhelo interior que nos impulsa a ir más allá de la mente.

Entonces es cuando nace en nosotros una actitud de «rendición».  Es cuando el corazón comienza a generar «Fe», que es la confianza absoluta en la divinidad, en el Creador, en la fuerza superior del Amor Incondicional o si preferimos llamarlo Dios.

Las personas espirituales siguen normalmente un proceso consciente de refinar las energías vitales deshaciéndose del ego. Para ello se requiere de disciplina y constancia. Tenemos que aprender a centrar la mente y a confiar absolutamente en las prácticas que al principio son necesarias como la oración, mantra,  yoga, meditación u otras técnicas .

Entraremos en contacto con nosotros mismos de forma consciente y vamos a alinear y armonizar nuestros centros energéticos. Mantenerlos abiertos y limpios de toxinas emocionales. Esto es lo que se requiere si queremos vivir desde lo esencial de nuestro ser y tener acceso a la luz espiritual y que sea ella después la que nos guíe.

La persona espiritual es la que se muestra agradecida ante la vida. La que siente su conexión con lo divino. La persona que, desde su espíritu,  es humilde y valora lo que tiene. La persona que ve a Dios en todas las cosas y en todos  . La persona que acepta lo que no puede cambiar y lo utiliza para crecer en paciencia.

Una vez uno ha conectado con su Alma, el cuerpo físico y la mente se purifican por si mismas. Trascender la mente significa estar fuera del sufrimiento, la ansiedad  y la depresión.

Las personas religiosas que siguen sinceramente su religión con devoción y fe tienen igualmente los mismos valores. No hay diferencia si ellos también conectan con su espíritu y no se quedan en la superficialidad de las formas.

 

 

 

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