Al niño se le «obliga» a esconder sus miedos ¡qué vergüenza!. Aunque el corazón y el alma estén asustados, no puedes mostrarlo. A la mente se le dice «no pasa nada», pero el miedo no entiende de razones; el miedo te posee o te envuelve sutilmente, cuando el ser no ha sido atendido.
Donde no hubo amor y comprensión, apareció el miedo. Donde no hubo caricia, donde no hubo abrazo ni besos, donde no hubo escucha ni apoyo; pareció y se posicionó el miedo. Miedo a no ser querido, a no ser valorado …
El corazón y el alma están asustados pero nos cuesta reconocer nuestra debilidad y nuestras flaquezas. El Miedo crea resistencia, tensión. Resentimiento, porque el miedo es negarse a sí mismo. Miedo es violencia o sumisión. Es huida, rendición. Miedo es abandono de sí. Es guardar silencio.
La peor condición del ser humano es la de aquel que utiliza el miedo como arma para doblegar, esclavizar, humillar …
El miedo cuando entra en el corazón, lo paraliza. El miedo anula la creatividad, corroe la energía vital, envenena. El miedo ciega, enmudece y ensordece el amor. El miedo bloquea la comunicación y la expresión. El miedo, cuando domina, anula la esencia del ser y sus deseos de vivir.
La única cura para el miedo es el Amor. El miedo solo desaparece con el Amor. Cualquier padecimiento o enfermedad solo es sanada en profundidad desde el Amor. Descubrir el Amor y dedicarse primeramente a amarse uno mismo.
Debemos actuar y reconocer nuestros miedos y luego liberarlos. Sanar el corazón y sanar el alma. Con mucha paciencia. Con mucha aceptación y perdón hacia uno mismo y hacia los demás.