El desengaño o sentimiento de fracaso nos puede llevar a la depresión si nuestra mente es débil y dependiente. Si nos abandonamos a la tristeza, y nos recreamos en ella, alimentándola desde el victimismo «¡ay, que desgraciado soy!»,estaremos llenando un espacio vital, negándonos a nosotros mismos que llegue algo mejor a nuestras vidas.
Perder el entusiasmo por la vida, -adentrarnos en la inseguridad- hace que las emociones negativas nos hagan caer en el profundo pozo de la cerrazón, obstaculizando nuestra capacidad para ver la Verdad.
Vamos a cambiar la visión y a poner Luz en nuestro alrededor. Para los que se han ido de nuestras vidas, en lugar de ver el vacío que han dejado, vamos a habilitar con alegría los nuevos espacios …
Vamos a pararnos para ver qué llevamos en nuestra mochila de la vida. Deshaciéndonos de las cosas que no nos pertenecen, de las cosas que ya nos resultan inútiles e innecesarias. Vamos a descargarnos de los sentimientos de culpa que ocupan tanto espacio…
Es en el vacío y la sencillez donde se produce la música y el Amor. Siempre que estemos en resonancia con el Universo, él nos facilitará el Camino.