Tenemos que admitirlo … porque mientras no lo admitamos, mientras permitamos que el Ego nos maneje y manipule, nuestra mente se resistirá a cualquier cambio. Se resistirá a reconocer errores. Y esa resistencia es la que crea TENSIÓN en nosotros, a nivel físico, la que crea INSOMNIO, a nivel mental, y la que crea CONFLICTO, a nivel emocional.
Tenemos que admitir -a nosotros mismos- que nos hemos equivocado y rectificar el rumbo. Deshacernos de lo que ya no es válido. Poner orden en nuestras ideas y creencias. Clarificar nuestra mente y salir del pasado. Armonizar nuestros pensamientos con nuestro actuar y hacer. Y entonces, veremos cómo van desapareciendo las tensiones y los conflictos… es tan sencillo como difícil es el poner la mente a nuestro senvicio y tomar las riendas de nuestra vida. Tomar la decisión de ser nosotros mismos.
Para ello, la mejor táctica es pasar a ser Observador de mí mismo. Pero, ¿quién es el Observador en mi?
Mi Conciencia es el Observador del personaje que actúa -mi «yo» inferior que está ligado al Ego-. Ese yo condicionado que se mueve en el exterior esperando aprobación de los demás. Ese yo condicionado por los miedos, la inseguridad, la ansiedad … Ese yo condicionado, fraccionado y separado del Yo Superior del que ha olvidado forma parte.
El Ego no quiere cambios, se resiste, prefiere decir NO a lo que desconoce, a lo nuevo. Se empeña en mantenerse en la inmovilidad; inflexible. Desde la creencia de que hemos venido a sufrir; sufrimos. Desde la creencia de que es inevitable enfermarse, tener molestias, perder facultades; nos resignamos a sufrir todo eso. …
Salgamos de la mente inferior. Vamos a abrir puertas estelares y a construir puentes hacia nuevas dimensiones de nuestro ser. Vamos a dejar atrás el Ego y que nuestro centro sea el Corazón espiritual.
La Conciencia es Luz que ilumina nuestro camino. Confiemos. El Amor es la energía que aviva y da sentido a nuestra vida.