
Normalmente se dicen palabras que están vacías y no tienen efecto. No resuenan en el otro porque no vibran.
Y es porque no conocemos el poder de la intención. Se habla por hablar, se desperdicia energía hablando. Si sólo hablásemos cuando realmente tenemos algo que decir, lo haríamos con pasión, desde el corazón, y el otro escucharía, pondría atención… es cuando se abren los corazones,
Podríamos decir palabras cargadas de bendiciones. En lugar de gritar o insultar o sermonear o exigir o culpar, …si hablásemos desde el corazón, con amor, seríamos escuchados y se extendería un puente para el entendimiento.
Sepamos que a las palabras las podemos acompañar con el espíritu de la sanación y el consuelo. Los buenos deseos se materializan cuando son transportados desde el Amor.
Si hablásemos desde el corazón nos daríamos cuenta de que hay palabras que son reveladoras.
Tenemos el don y la gracia de bendecirnos unos a otros.
Seamos UNO en Amor.