¿Quién es víctima?

Ni la bondad ni la valentía pueden forzarse. Nada debiera ser obligado porque en la imposición hay falta de Amor. Por lo tanto, la educación, debiera estar basada, a partes iguales, en la aceptación y respeto por uno mismo y en la estima y respeto por los demás.

La imposición y el castigo, implican fuerza bruta o poder emocional sobre otro. Y si no hay reconocimiento y aceptación del castigo, esa imposición crea inevitablemente resentimiento, despecho, rebeldía u odio.

Todo acto autoritario, si no está sostenido con un tono amoroso y respetuoso, solo pretende educar o conducir a otro de forma forzada, anulando en el otro la capacidad propia de comprender e integrar la enseñanza.

El castigo impuesto sin AMOR, -sin que haya una aceptación del mismo y arrepentimiento- , solo sirve para incrementar la rebeldía.

Víctimas son aquellas personas que se han sentido maltratadas por otros y han perdido totalmente la confianza en sí mismas y su autoestima. Desde la falta de Amor, -al no valorarse ni amarse a sí mismos- al haber sido pisoteada su dignidad, se van empobreciendo en todos los sentidos, hasta el punto de «atraer» personas que seguirán propinándole toda clase de maltratos.

Salir de ahí, requiere darse cuenta de su situación y reaccionar. Decir BASTA. Y desde la toma de esa conciencia, y de esa firme intención, pedir ayuda y comenzar a trabajar para deshacerse de esos patrones.

Es posible.

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