Supongamos

Suponiendo, supongamos, que consigo creer que yo puedo inspirarme en algo y así levantar mi ánimo y salir de mis miedos, supongamos, por lo menos por un día o unas horas al menos podría conseguirlo.

Suponiendo que eso es posible, supongamos que al día siguiente hago lo mismo -vuelvo a intentarlo- cierro los ojos, respiro hondo soltando las tensiones, me visualizo alegre y optimista, y esa acción hace que mi día sea más llevadero, más relajado.

Por suponer una suposición más, al tercer día, deseo llegue ese momento en el que me siento conmigo mismo, en silencio, llevando hacia adentro mis cinco sentidos para experimentar una paz interior nueva en mi.

Los supuestos, con el paso de los días, se convierten en creencias y después en certezas. Los miedos van desapareciendo a la par que mi confianza se hace fuerte. Comienzo a construir una identidad fuerte.

Dudar de uno mismo y de la eficacia de algunas técnicas y disciplinas que ayudan al crecimiento personal, al control mental y emocional, sin querer dar un paso al frente y descubrir lo que nos puede aportar de bueno, es algo que tenemos que combatir por nuestro bien.

¡Tenemos tanto por aprender de nosotros mismos!

Movámonos al corazón.

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