Antes de aspirar a iluminarnos tenemos que desarrollarnos como personas. Tenemos que recuperar cualidades nuestras que han quedado atrás, como la inocencia y otros muchos más valores.
Cuando aparece en nuestro corazón (que no en la mente) la necesidad o anhelo de abrazar nuestro espíritu y descubrir la divinidad que habita en nuestro cuerpo físico, es el momento que nos sentimos como una semilla (emerge e intuimos nuestro código de vida). Instintivamente buscamos fortalecer nuestras «raíces».
Una semilla, para germinar, necesita de tierra fértil, agua y sol. La semilla del ser humano también. Una semilla necesita de cuidados especiales de alguien que sepa cómo tratarla hasta que salga a la luz y sea lo suficiente fuerte y grande para desarrollarse por sí misma. El ser humano también necesita de los mismos cuidados y atención de alguien experimentado.
La diferencia está en que el ser humano tiene una MENTE, que normalmente no discierne y que ha olvidado su naturaleza y esencia. En algún momento de su vida se ve obligado a purificarse. Es decir, vaciarse, para liberarse de todo condicionamiento y retomar su camino para cumplir con lo que ha venido a hacer.
A partir de ahí, de alcanzar la liberación, es cuando de verdad podemos REALIZARNOS (crecer) y ser quien somos.
Seguir prácticas espirituales sin antes haber hecho un trabajo de conocernos a nosotros mismos es confundir aún más la mente. Una mente confundida sólo interpreta según su conveniencia y capacidad de forma distorsionada. Inclusive desde su buena intención.
Primero, conocerse a sí mismo. Desarrollar las virtudes humanas y la Conciencia. Fortalecer la conexión con el Yo Superior. Y él que nos guíe hacia la Fuente de la Verdad que todos tenemos en el centro de nuestro corazón espiritual.
Después podemos dedicarnos a continuar con nuestro crecimiento espiritual… y dar frutos de forma natural, sin esfuerzo ni amaneramientos o imitaciones.
Entonces, seremos auténticos, nos habremos realizado.
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRASy comentado:
Es genial. Gracias