Por la edad que tengo, por haber metido la nariz en tantos lugares e historias, por querer experimentar la vida por mi misma arriesgándome siempre a tropezar con mis límites, es por lo que hoy en día no me siento con el deseo de convencer a nadie de nada. Solo comparto …
Centrada en el corazón, ahora sé que podemos actuar sin seguir creencias y sin esperar nada a cambio. Desde la sobriedad, asumo mi responsabilidad. No tengo nada que defender.
Confío al cien por cien en las «fuerzas superiores» y en mis ángeles que me protegen y guían. Y esta certeza de que existe un Yo Superior, un Dios y toda una jerarquía divina -definámoslo como mejor nos sintamos- me la ha dado la experiencia de sentirlos, de vivirlos en mi, por la cantidad de veces que se han asomado a mi vida para protegerme, guiarme y hacer que coincidiese con alguien o algo que me iba a impulsar un poco más hacia mi destino. No existen las casualidades. Podemos tratar directamente con la divinidad.
Doy gracias a tantos años de disciplina férrea dentro del islam y el sufismo por fortalecer mi voluntad. Doy las gracias al REIKI que me ha ayudado a desarrollar la percepción y manejo de la energía cósmica y haberme proporcionado el conocimiento intuitivo. Doy gracias a las prácticas espirituales y transmisión de energía en la iniciación al yoga, meditación y mantra, que me ha proporcionado mi maestro Purohit. Doy gracias a la Madre Cósmica y a la Madre Tierra por abrazarme. Doy gracias a tantas personas que han pasado por mi vida para darme una lección de vida, por ser pacientes conmigo. Doy gracias a mis seis hijos por todo lo que me han aportado y por ser mis maestros en mi Camino.
No tenemos todo el tiempo del mundo… seamos agradecidos. Valoremos lo que tenemos y lo que somos…
Donde creemos que termina el horizonte, os aseguro que existe más vida.