Lo que necesito saber se desvela ante mi campo visual interior. Lo hasta ahora oculto, se revela a mis oídos internos.
Así sucede con todos lo que deseen avanzar en el camino espiritual.
La Divinidad viste el Alma con su Luz para que cubra y reverencie al Espíritu que da Aliento de vida, una y otra vez …
Somos, dentro de la Conciencia Suprema. Si entendemos esto y nos abrimos a ella, se hará posible el reintegrarnos en lo Eterno. De lo contrario seguimos viviendo fragmentados, sintiéndonos vacíos y abandonados sin saber por qué.
En la persona existe una dimensión superficial y horizontal pero también otros niveles de Conciencia que tienen una dimensión vertical infinita. Estamos llamados a evolucionar y elevar nuestra condición como seres de Luz.
La Presencia divina desmantela viejos patrones que nos han estado limitando, y ahora se produce la liberación del alma por el Espíritu.
Estas otras dimensiones o Planos de nuestro Ser, sólo son perceptibles a través del corazón espiritual. La Conciencia, una vez despierta, -gracias al conocimiento intuitivo que comienza a desarrollarse- se nutre de las ‘revelaciones’ que recibe y la guían.
La Conciencia Suprema que llamamos Dios, da Aliento al Espíritu. Y la Inteligencia Cósmica crea el orden trascendente que conecta Cielo y Tierra, Mente y Corazón, Alma individual con Alma Colectiva …
Estamos creando, seamos de ello conscientes o no, una nueva conciencia, un nuevo ciclo de vida. Mejor dejarnos fluir en esta ola de transformación.