Mi Maestro Swamiji Purohit

dsc01715Doy gracias a Dios por el  regalo que puso en mi camino cuando ya no esperaba nada; el maestro espiritual.

Creemos manejar enteramente nuestra vida, sin embargo, el Destino introduce de improviso personas o situaciones totalmente inesperadas que hacen cambiar tu vida; ampliarla, darle más color …

Y así sucedió conmigo.   Justamente a finales de noviembre de 2007,  apareció casualmente quien es mi maestro espiritual desde entonces.

Visité en aquel tiempo a una amiga que me habló de él. Me dijo acababa  de llegar a Granada un maestro hindú experto en astrología y que iba a dar una charla esa tarde sobre yoga y meditación. Me animó a que fuese, poniendo miel en mi boca al decirme que también leía las manos y hacía la carta astral. Como son temas que  me fascinan fui.

Me encontré con un hombre de pequeña estatura y muy delgado, de mediana edad. Hablaba en inglés y tenía una traductora inglesa que yo ya conocía. Al finalizar la charla  dijo que nos iba a transmitir energía y haríamos una meditación.

Pronunció la palabra en sánscrito “diksha” que quiere decir “iniciación”. Sentí curiosidad pues yo, no hacía mucho, había participado en dos cursos de “Diksha”, donde había pagado bastante dinero por recibir una transmisión de energía que prometía expandir nuestra conciencia y llevarnos a dimensiones superiores. Y así fue realmente.

En la transmisión de energía que Swamiji nos dio,  pude reconocerle como un ser de Luz  y su energía me envolvió de manera muy especial. Al acabar, sin pensarlo, le pedí fuese mi maestro. Desde esa fecha hasta hoy mismo sigo sus instrucciones en las prácticas espirituales que imparte en cursos de más de cien personas en distintas ciudades de España.

No ha sido una travesía fácil. He sido testigo de sus comienzos, de cómo ha ido adaptando el lenguaje y las formas a nuestra mentalidad y también de su paciencia para con nosotros para bajar a nuestro nivel de comprensión y entendimiento en materias profundas como es la espiritualidad.

Con humildad, respeto y generosidad nos  guía,   haciéndonos ver que el mayor desafío es nuestro propio ego y mente.