Mi madre tiene 90 años y vive un Alzheimer muy avanzado; ya no habla y cuando intenta decir algo tergiversa palabras o suelta sonidos inteligibles. Entonces calla y se queda ensimismada y triste; hasta la próxima vez que lo volverá a intentar.
Tiene la suerte -y tenemos la suerte los que estamos a su alrededor- de que su buen carácter y su filosofía de vida, ahora más que nunca, se manifiesta y sale a la Luz; su aceptación ante la adversidad, su alegría innata, su amor hacia los demás, son puntales que la hacen llevar con dignidad la crueldad que encierra esta enfermedad; la falta de memoria y la des-conexión con la mente. Pero una cosa debe quedar bien clara; esta discapacidad física y mental no afecta a la Conciencia que es inmortal.
Tiene muchos miedos, se sobresalta y ves en sus ojos la sorpresa que la aterra por segundos, cuando la haces levantarse, sentarse o acostarse -cualquier cambio que introduces en su estado de inmovilidad y quietud- . El «dejarse llevar» o el «cambiar de estado» le da miedo y te dice «espera, espera».
Como terapeuta floral me decido a prepararle una fórmula de Flores de Bach para los miedos y para desbloquear el habla: Mimulus y Agrimony.
¡Las Flores producen un efecto inmediato! Tiene mucha más energía y ha tomado iniciativas. Está radiante. Ha comenzado a hablar con toda claridad «uy, tengo muchas cosas por hacer», «he traído muchas cosas para mirar», «son cosas bonitas, que siempre gustan» dice y se ríe.
– Me he traído cosas. Tengo que dejar cosas, tomar cosas… así.
Le digo «poniendo orden, ¿no?» y asiente sonriendo.
-Me traje un buen bulto de mi casa de allá… bueno, no sé qué resultará… hoy he comprado por ahí una barbaridad de cosas.
Le pregunto «¿cosas que necesitabas?»
-Si. Yo no tomo cosas para enturbiarme. Todo lo que uno hace pensando en el Bien …
y digo yo para terminar su frase «le favorece». Ella se ríe y asiente.
Me mira a los ojos largamente y me pregunta sonriendo «¿tú también?» …Y se queda ahí mirando y dialogando con mi alma.