Nos posicionamos detrás de nuestros convencimientos y razones. Desde ahí se hace difícil escuchar a los demás… No nos interesa demasiado entender a la otra persona. Inclusive si estamos discutiendo sobre la falta de amor y del sufrimiento que nos han ocasionado, el que está acorazado detrás de su amor propio, no tenderá la mano para acercarse -aunque sea solo un gesto- para entrelazar pareceres y sanar diferencias …
Antes de dar amor, hay una larga lista de demandas. Una lista de decepciones. Una lista de reclamaciones … y estamos hablando de AMOR. Por qué estamos perdiendo el tiempo en argumentaciones si de lo que estamos falta todos es de AMOR …
Resulta también que en el pasado cometimos errores, nos equivocamos , actuamos inconscientemente, pero ¿damos un espacio para que uno pueda rectificar?
A veces se hacen de forma forzada, pequeñas expresiones de amabilidad y demostraciones de afecto. Cuesta, cuando los corazones se han ido endureciendo por el resentimiento. Sufriendo de desamor, los mendigos de cariño se inclinan ante la necesidad de un gesto bondadoso y tierno… pero eso sólo daña al alma.
Sólo desde la valentía de enfrentarse a sí mismo y renacer como ser completo, es entonces posible amarse a uno mismo y amar a los demás, sin dependencias.
Nos falta alcanzar un estado compasivo sincero y real. Ese estado natural del ser que no necesita explicaciones y que, con una sonrisa. crea un puente donde antes había un abismo. Y que con un abrazo espontaneo enciende todas las luces del Universo en el otro.